Superar la herencia económica de la Segunda Guerra Mundial
Polonia es uno de los países que sufrieron las devastaciones más grandes en el s. XX. Durante la Segunda Guerra Mundial murieron 6 millones de polacos. Las potencias vencedoras cambiaron nuestras fronteras. A cambio de Kresy [tierras fronterizas polacas del este], a Polonia se le dio Silesia y Pomerania devastadas.
.Una tragedia total de la Segunda Guerra Mundial encubre en la imaginación pública el hecho de que ya después de la Primera Guerra Mundial Polonia fue uno de los países más devastados en el mundo, un país con la industria en ruinas. Después de la Segunda Guerra Mundial Polonia fue encerrada por el telón de acero. La introducción del comunismo por parte de la Unión Soviética le impidió participar en el gran boom económico que duró en Occidente hasta los años setenta. La realidad posguerra le impidió realizar el testamento económico del Estado Clandestino Polaco. Eso significó para Polonia la pérdida de oportunidad para experimentar su propia versión de los treinta años maravillosos franceses o la dolce vita italiana.
El gran precio humano y económico que Polonia pagó como consecuencia de experimentar dos sistemas totalitarios ya es irreversible. En el siguiente aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial deberíamos centrarnos no tanto en el ajuste de cuentas con el pasado, sino en el futuro de nuestro país. Ante Polonia está la gran tarea de aprovechar totalmente su potencial de desarrollo. Eso requiere un nuevo enfoque hacia el desarrollo de todas las regiones. Tal revolución en el pensamiento sobre aprovechar el potencial de Polonia local es el Programa de Inversiones Estratégicas realizado por el Bank Gospodarstwa Krajowego junto con el gobierno. Los autogobiernos pueden contar en él con un financiamiento de la inversión a escala nunca antes vista.
La caída de Polonia a finales del s. XVIII impidió la creación de un plan estratégico de desarrollo para las zonas provinciales de Polonia en el siglo siguiente. El cambio cualitativo tuvo lugar apenas en los años treinta del siglo pasado con la creación de la Región Industrial Central [Centralny Okręg Przemysłowy]. Sin embargo, todo fue arruinado por el 1 de septiembre de 1939 y por el poder comunista de posguerra que castigaba económicamente las regiones dónde la guerrilla anticomunista seguía muchos años después de la guerra. Así fue, por ejemplo, en la región de Podlasie.
Hoy, gracias a la política ambiciosa de inversiones en carreteras, ferrocarril y aviación las regiones de Polonia están cada vez más unidas y se equilibran sus oportunidades de desarrollo.
Según los datos anteriores a la pandemia de la COVID-19, a Polonia llegan aprox. 20 millones de turistas extranjeros al año y su potencial anual es de aprox. 100 millones de turistas. El turismo es para nuestra economía una enorme oportunidad de desarrollo, aún no aprovechada del todo.
Pocas personas, incluso en Polonia, se dan cuenta de que el castillo de Ogrodzieniec que era la propiedad de la familia burguesa-banquera de los Boner pudo haber competido con Wawel [castillo real de Cracovia – N. del T.]. Los castillos reconstruidos en el altiplano de Jura Krakowsko-Częstochowska, que se igualaban en su esplendor con el castillo de Krzyżtopór deberían ser en el mundo un símbolo de Polonia orgullosa de su historia y patrimonio. La reconstrucción de los monumentos excelentemente aviva las comunidades locales que sienten el orgullo de sus raíces y gracias al desarrollo de turismo ganan nuevos ingresos.
.Aparte de una historia rica e interesante, la ventaja de Polonia es una bella naturaleza que despierta admiración. Una gran oportunidad hay, por ejemplo, para Podlasie que en los tiempos de gobernación comunista carecía totalmente de inversiones. Hoy esa región, gracias a una ambiciosa política de inversiones puede convertirse en un tesoro turístico de Polonia y Europa contemporánea, que busca contacto con la naturaleza, descubierta de nuevo. El potencial único está en cada región de nuestro país, lo podemos aprovechar y mostrárselo al mundo. Para ello necesitamos actuar y tomar decisiones sabias sobre las inversiones en el desarrollo de infraestructura, cultura y comunidades locales. Creo en que todo está por delante.
Beata Daszyńska-Muzyczka