Marcin JAKUBOWSKI: Científicos polacos. Creativos, comprometidos, que piensan fuera de la caja

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Marcin JAKUBOWSKI

Físico del Instituto de Física Max Planck en Greifswald, investigando la fusión termonuclear. Ha trabajado en varios de los mayores centros de investigación sobre fusión termonuclear, incl. en Atómica General en San Diego y el Instituto Nacional de Ciencia de Fusión en Japón.

Ryc.: Fabien Clairefond

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La ciencia polaca no solo es parte de un pasado, sino también forma parte del presente. Científicos polacos están presentes en los centros de investigación más importantes del mundo.

Debería empezar con Maria Curie-Skłodowska y sus dos Premios Nobel de física y química o por Nicolás Copérnico quien dio vuelta a la astronomía de sus tiempos de arriba abajo. Solo que casi todo el mundo cree que Curie-Skłodowska era francesa y un gran número de europeos piensan que Copérnico era un astrónomo alemán.

Empecemos entonces con la escuela de matemáticas de Lviv, sin la que el mundo de la ciencia no estaría en el mismo lugar en el que se encuentra hoy. Hugo Steinhaus, Stanisław Ulam, Stefan Banach y otros sentaron las bases matemáticas en las que se fundamentan muchos descubrimientos de química, física y economía. En Lviv (en aquel entonces perteneciente a Polonia) a principios del s. XX el profesor Hugo Steinhaus creó un equivalente matemático de Gotinga o Sorbona –lugar en el que abrieron sus alas los más destacados matemáticos polacos. El número de los descubrimientos y trabajos revolucionarios de los años 20 y 30 es impresionante. En Lviv fueron iniciadas las teorías matemáticas que después fueron aplicados a los cálculos numéricos en los ordenadores (Ulam), a la mecánica cuántica (Banach) o a la economía (Steinhaus). La inquietud por el desarrollo intelectual causada por los matemáticos de Lviv es un fenómeno único en la historia de la ciencia polaca y el llamado Libro escocés en el que durante reuniones sociales se apuntaban los problemas matemáticos para regresar a ellos se halla envuelto en la leyenda. Desgraciadamente, la Segunda Guerra Mundial terminó con la escuela de matemáticas de Lviv. Las universidades fueron cerradas, parte del personal docente fue asesinado, algunos, por milagro, lograron sobrevivir (p. ej. a Banach lo salvó Rudolf Weigl, biólogo de Lviv, inventor de la primera vacuna contra el tifus exantemático, inscribiéndolo en la lista de portadores de piojos) o huir fuera de Europa desgarrada por la guerra. Stanisław Ulam se convirtió en Stan Ulam –un destacado científico estadounidense que influyó de forma significativa en el éxito del Proyecto Manhattan.

La emigración de investigadores polacos es, por cierto, un leitmotiv de la ciencia polaca. Su lista es muy larga. En ella encontraremos a Maria Curie-Skłodowska que tuvo que salir de Polonia, que estaba bajo dominio extranjero, para poder terminar una carrera y convertirse en la científica más reconocida en el mundo después de Einstein. La investigadora de la radiactividad fue una de las cuatro personas en la historia quienes fueron galardonadas dos veces con el Premio Nobel en materia de ciencias naturales. En el exilio también eran activos los demás. El primer planeta fuera del sistema solar fue descubierto por Aleksander Wolszczan –catedrático de la Universidad Estatal de Pensilvania. Kazimierz Funk en el Instituto Pasteur en París descubrió las vitaminas y realizaba investigaciones sobre el cáncer. Leopold Infeld, un destacado físico teórico, trabajó junto con Albert Einstein en la teoría de la relatividad. Bronisław Malinowski, un destacado antropólogo era cocreador de la antropología contemporánea no solo británica, sino también mundial. Mieczysław Bekker era diseñador del primer astromóvil lunar para la NASA. Por cierto, el autor de este artículo realiza las investigaciones sobre la fusión termonuclear en Greifswald en Alemania.

Sin embargo, bastante se logró inventar y crear a orillas del Vístula. Jan Czochralski desarrolló un método de cultivo de cristales que son críticos en la producción de los procesadores usados actualmente. Ignacy Łukasiewicz fue inventor de la lámpara de queroseno. Marian Smoluchowski simultáneamente e independientemente de Einstein desarrolló la teoría de movimientos caóticos de partículas, y Leonard Sosnkowski era pionero en el campo de semiconductores sin los que el s. XXI no sería lo que es hoy.

Es indiscutible el enorme impacto que tuvo Nicolás Copérnico en nuestra percepción del mundo. Como reconocimiento a su genio National Gallery en Londres va a presentar en 2021 dos obras maestras relacionadas al astrónomo de Toruń: la pintura de Jan Matejko Conversaciones con Dios que retrata a Copérnico durante el estudio de cuerpos del sistema solar y la copia de la obra de Copérnico De revolutionibus orbium coelestium, es decir Sobre los giros de los orbes celestes. Copérnico hizo sus descubrimientos haciendo estudios cuidadosos de movimiento de cuerpos celestes. En los tiempos cuando la ciencia apenas estaba en su infancia, el canónigo de Toruń fue uno de los primeros verdaderos científicos, hombre del renacimiento. Aparte de la astronomía, se dedicaba también a la medicina, matemáticas, filología y economía. Con su descubrimiento de que la Tierra gira alrededor del Sol comenzó una revolución en la ciencia, pero no solo en ella. Quizá incluso más importantes fueron las consecuencias filosóficas de su descubrimiento. Copérnico causó un giro en la percepción del mundo. La Biblia dejó de ser fuente de conocimiento del universo y las leyes que rigen al mundo natural dejaron de ser el dominio de razonamientos teológicos. Nicolás Copérnico abrió para la ciencia una dimensión de cognición totalmente nueva y parece que en la pintura de Jan Matejko de eso se está excusando con Dios.

Sin duda alguna, la ciencia polaca no solo es parte de un pasado, lejano y reciente, sino también forma parte del presente. Los científicos polacos están presentes en los centros de investigación más importantes del mundo. La Prof. Agnieszka Zalewska, representante de la internacionalmente reconocida escuela polaca de física de partículas, es la Presidenta[1] de la Organización Europea para la Investigación Nuclear. Los arqueólogos polacos, bajo la dirección del egiptólogo Prof. Karol Myśliwiec, hacen descubrimientos con gran eco en el mundo. Los astrónomos polacos que trabajan en el marco del proyecto OGLE han demostrado que nuestra galaxia tiene una forma muy compleja. Los estudiantes de las universidades politécnicas polacas, siguiendo los pasos de Mieczysław Bekker, con regularidad ganan los concursos para la construcción del mejor astromóvil marsiano. El mundo de la ciencia de hoy es una enorme red de centros de investigación dispersos por todo el mundo, en los que también, gracias a ser miembros de la Unión Europea, lo estamos haciendo estupendamente, contribuyendo en ellos con nuestras características nacionales: creatividad, compromiso y el saber pensar fuera de la caja. El tiempo mostrará si llegamos a tener a alguien de grado de Nicolás Copérnico o Maria Curie-Skłodowska.

Marcin Jakubowski

Texto publicado simultáneamente con la revista mensual de opinión Wszystko Co Najważniejsze [Lo Más Importante] en el marco del proyecto realizado con el Instituto de Memoria Nacional y el Banco Nacional de Polonia, Narodowy Bank Polski (NBP).


[1] En el periodo de 2013-2015 [Nota del T.]

Material protegido por los derechos de autor. Queda prohibida su distribución salvo permiso explícito de la editorial. 25/06/2021