Dos fechas, una guerra
El ataque japonés a Pearl Harbor hace 80 años empujó a Estados Unidos a participar activamente en la Segunda Guerra Mundial. Esta guerra había caído sobre Polonia dos años antes, con la agresión de Alemania y, más tarde, de la Unión Soviética. Polacos y estadounidenses lucharon en el mismo bando en este conflicto y compartían el mismo objetivo: defender la libertad y la humanidad.
.Las primeras bombas y torpedos cayeron alrededor de las 8 de la mañana, hora local. Tan solo unos instantes después, una potente explosión destruyó por completo el acorazado USS „Arizona”. En aquel momento ya otros grandes barcos estaban ardiendo. El balance de aquella mañana del domingo 7 de diciembre de 1941 fue trágico para los estadounidenses: el número de fallecidos superó con creces las 2000 personas, varios acorazados destruidos, casi doscientos aviones de combate perdidos. Los responsables de la Casa Blanca y los ciudadanos de a pie quedaron conmocionados.
„La noticia de estos ataques sorpresa cayó como una bomba en Washington”, informaba el „New York Times” al día siguiente. El Secretario de Marina, Frank Knox, se equivocó al pensar inicialmente que se trataba de las Filipinas. Pero pronto desapareció cualquier atisbo de duda: Estados Unidos estaba en guerra con Japón. Cuatro días después de los devastadores ataques a Pearl Harbor, la Alemania de Adolf Hitler e Italia declararon la guerra a los Estados Unidos. Estos fueron los puntos de inflexión de la Segunda Guerra Mundial. La entrada del poderoso Estado norteamericano en el conflicto cambió por completo el equilibrio de poder existente entre las partes enfrentadas. Así, diciembre de 1941 marcó el principio del fin del eje del mal que entonces intentaba apoderarse del mundo.
Los polacos tuvieron su propio Pearl Harbor más de dos años antes. En la madrugada del 1 de septiembre de 1939, el acorazado alemán „Schleswig-Holstein” abrió fuego contra el puesto militar polaco de Westerplatte, en la Ciudad Libre de Gdansk. Casi simultáneamente, la Luftwaffe bombardeó la ciudad indefensa de Wieluń, ataque que se convirtió en un símbolo de la barbarie, y que puede compararse con la destrucción de la ciudad vasca de Guernica en 1937. Ese día de septiembre, sin realizar una declaración previa de guerra, la Wehrmacht atacó casi toda la extensión de la frontera. Cuando más de dos semanas después el Ejército Rojo invadió Polonia desde el este, el destino del país que se defendía heroicamente estaba sellado. Pero la guerra iniciada en Polonia tenía ya por aquel entonces un carácter mundial, ya que Francia y Gran Bretaña se enfrentaron a Alemania.
Pearl Harbor ocupa un lugar especial en la historia de Estados Unidos, y lo mismo sucede con Westerplatte y Wieluń en la historia de Polonia. De hecho, se podría decir que el 7 de diciembre de 1941 y el 1 de septiembre de 1939 son dos inicios de la misma guerra: una guerra en defensa de la libertad y la humanidad. Hay algo que también puede afirmarse sin lugar a dudas: tanto los polacos como los estadounidenses lucharon desde el principio en el lado correcto en esta guerra. Libraron una guerra justa, tal y como la define San Agustín.
La hermandad en las armas polaco-americana tiene una larga tradición. En el siglo XVIII, los polacos – dirigidos por Tadeusz Kościuszko y Kazimierz Pułaski – participaron en la guerra por la independencia de los Estados Unidos. Cuando, en el siglo XIX y principios del XX, Polonia no figuraba en el mapa de Europa, cientos de miles de nuestros compatriotas emigraron a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Casi 300 000 americanos de ascendencia polaca sirvieron en el ejército estadounidense durante la Primera Guerra Mundial. Voluntarios de EE.UU. con raíces polacas se unieron en aquel momento al Ejército Polaco en Francia, también conocido como el Ejército Azul; sus soldados desempeñaron más tarde un papel importante en los años 1919-1920, cuando Polonia defendió su recién recuperada independencia en la guerra contra la Rusia bolchevique. Cabe recordar que los aviadores estadounidenses de la 7.ª Escuadra de Cazas Tadeusz Kościuszko también combatieron contra el Ejército Rojo. Tal vez el más famoso de ellos sea Merian C. Cooper, que posteriormente fue productor, guionista y director en Hollywood, cocreador del famoso King Kong.
Durante la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente un millón de estadounidenses movilizados para el servicio militar tenían raíces polacas. No es de extrañar que encontremos sus nombres en las descripciones de prácticamente todas las batallas importantes del ejército estadounidense en el Pacífico, el norte de África y Europa.
Entre las víctimas más jóvenes del ataque japonés a Pearl Harbor se encuentra John Stanley Malinowski, de 17 años, del USS „Arizona”. En el mismo acorazado murió Henry S. Kalinowski, de 21 años, que ese fatídico día estaba a bordo solo porque había prestado su pase de fin de semana a un amigo.
Uno de los protagonistas de la famosa película de Steven Spielberg Salvar al soldado Ryan bien podría haber sido Edward Wozenski. Este veterano de batallas en África y Sicilia – que más tarde se convertiría en general – comandó en junio de 1944 una compañía que desembarcó y luchó ferozmente en la playa de „Omaha” en Normandía. Quienes conozcan el antiguo drama bélico de John Guillermin, El puente de Remagen, seguramente estarán interesados en la biografía de Alexander Drabik. Como soldado de la 9.a División Panzer es conocido por haber capturado el crucial puente Ludendorff cerca de Remagen en marzo de 1945, abriendo el camino a los aliados hacia el corazón del Reich. La biografía de Francis „Gabby” Gabreski, uno de los más grandes ases de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, es también un excelente material para un guión cinematográfico. Derribó casi 30 aviones enemigos durante la Segunda Guerra Mundial y varios más durante los combates posteriores en Corea.
En numerosos frentes de la Segunda Guerra Mundial, los soldados estadounidenses, incluidos aquellos que tenían ascendencia polaca, lucharon codo con codo con los soldados de las Fuerzas Armadas de Polonia en el Oeste, que se habían organizado desde 1939 fuera de las fronteras del país ocupado. En repetidas ocasiones pudieron confirmar la profesionalidad y el carácter excepcional del soldado polaco. El famoso general George S. Patton, condecorado con cuatro estrellas, señaló que las tropas polacas „son las mejores” entre todas las que había visto, „incluidas las británicas y las estadounidenses”.
.Lamentablemente, este esfuerzo no permitió a Polonia recuperar la soberanía en 1945. Tras la derrota del Reich, nuestro país se encontró durante mucho tiempo en la esfera de influencia de la Unión Soviética. Muchos soldados polacos que no querían vivir en una patria esclavizada se establecieron en los Estados Unidos. Hoy, cuando Polonia libre y Estados Unidos son aliados en la OTAN, podemos conmemorar juntos a estas valientes personas, al igual que rendiremos homenaje a los caídos en el ataque a Pearl Harbor.
Karol Nawrocki