Waldemar PAWLAK: Chimérica, Rusmérica, o tal vez Chiropa? El retorno de la historia y geopolítica

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El retorno de la historia y geopolítica

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Waldemar PAWLAK

Político polaco. En 1992 y entre 1993 y 1995 el presidente del Consejo de Ministros, entre 2007 y 2012 el viceministro y ministro de la economía.

Ryc.Fabien Clairefond

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Con la apertura de la fija conexión ferroviaria con el Chengdu chino, Lodz empieza a convertirse en la puerta a Chiropa, la mayor potencia terrenal económica en la historia universal. City Reinvented, la ciudad revitalizada, como se suele presentar Lodz en el Expo 2022, no es tan solo una idea que se refiere a la ciudad polaca sino es una idea mucho más amplia que supone la revitalización de la percepción del mundo, la revitalización de la estrategia geopolítica y la revitalización de las alianzas estratégicas. El Expo 2022 de Lodz debe ser el lugar de presentación de países, pero a la vez una ocasión para los intelectuales, estrategas, políticos y proyectistas para reflexionar sobre los retos del futuro – escribe Waldemar PAWLAK.

.El período de la simbiosis de los EE.UU. y China llamado Chimérica (el término procede del libro de Niall Ferguson “The Ascent of Money”) está pasando. ¿Es posible que lo sustituya Rusmérica, la profunda cooperación entre los EE.UU. y Rusia en contra de China, o que China construya la nueva ruta de la seda que se extienda por Rusia y Polonia hacia Europa creando Chiropa? Esta sería la mayor área económica terrenal en la historia de la humanidad, que supondría el descenso del papel de las potencias marinas. La consrucción de la nueva ruta la favorece la geografía y la contemporánea técnica del transporte terrestre. En cuanto a Polonia se trata de la pregunta de si estará en la ruta, o se quedará en la zona fronteriza. De este aspecto trata el presente ensayo. Es una mirada hacia la tercera década del siglo XXI.

El mundo posglobal

El mundo contemporáneo se lo puede ver de distintas perspectivas. La medida más común de la situación de sociedades y países es su PIB (producto interior bruto). No es la herramienta ideal aunque proporciona una visión general del determinado país o región. Otras medidas las constituyen la población, la fuerza del ejército, en particular la posesión de armas nucleares, el valor de su moneda, capitalización de la bolsa, su voz en el Consejo de Seguridad de la ONU o el acceso a las tecnologías y materias primas.

Observando el mundo contemporáneo mediante estos filtros se puede indicar tres dominantes centros de civilización – los EE.UU. (TLCAN), la Unión Europea y China – como si fueran tres portaviones.

Existen también unos países o regiones como barcos de menor desplazamiento, aunque igual de importantes como India, América del Norte, África, Japón o la últimamente separada de la UE Gran Bretaña. Hay, así mismo, regiones que anteriormente asumían un papel decisivo en los contactos del Oriente y el Occidente como el Oriente Próximo, pero desde hace un tiempo están inestables y generan más tensiones y riesgo que una colaboración.

Tras la caída de la Unión Soviética, los EE.UU. durante cierto tiempo dominaron el mundo. Los demás participantes aceptaron el patronato estadounidense, dado que en aquel entonces a todos les fue muy cómodo y barato. No obstante, este idilio empezó a desvanerse en el año 2000. Hoy día pocos se acuerdan de la quiebra en Internet que acabó con el periodo de 25 años del constante crecimiento en los mercados de capitales. Se trata de la primera crisis del capitalismo financiero desde los tiempos de la crisis del petróleo. Nada es para siempre. Hoy día, tras un destello del unipolar orden americano a finales del siglo XX y a principios del siglo XXI, el mundo se parte en unas regiones bajo el control de los países dominantes.

El muro americano

En América coincidieron dos procesos: el externo y el interno. En el exterior, a causa de los procesos independientes como la emancipación, el desarrollo de China y parcialmente la reconstrucción de Rusia a base del alto precio de petróleo hasta 2014, los EE.UU. no fueron capaces de dominar el mundo entero. Se trata, asímismo, de los problemas de los EE.UU. con la administración del orden mundial después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. Se cumplieron las palabras de Napoleón: “con las bayonetas se puede introducir el orden, pero es difícil quedarse sentado sobre ellas”. Afganistán e Irak no aceptar el modelo americano de la democracia liberal. Además la libertadora revolución árabe de 2011 resultó en el caos y las siguientes olas de inmigrantes que fuerzan las puertas de Europa.

El proceso interno es la crisis financiera de 2008 (aunque la crisis tuvo alcance mundial, fueron los habitantes de los EE.UU. los que más sufrieron sus consecuencias, especialmente en el sector de la construcción) que debilitó la confianza en el estilo americano de hacer negocios. A todo esto se juntó la frustración de la última campaña presidencial y el triunfo de Donald Trump. El nuevo presidente denunció TPP (el tratado sobre la cooperación de los países del Pacífico), amenazó China, irritó Europa y anunció la construcción del muro en la frontera con México. En fin, América retrocedió a América. El presidente Trump quiere que América vuelva a ser grande. Pero ahora parece que América no es grande ni siquiera en los ojos de su presidente…

La Europa de los indignados

La Unión Europea se enfrenta a la salida de Gran Bretaña (cerca de 2,8 billones de dólares, lo que supone el descenso de la UE al nivel de 18% del PIB mundial) y a masivas visitas de los inmigrantes del sur. Tras un momentáneo choque, la burocracía y los políticos europeos con tranquilidad volvieron a preparar “la mantequilla europea” y dirigir las responsables y virtuosos debates internables. No obstante, este año Europa tendrá que enfrentarse a unas pruebas extremas – las elecciones en Francia, en RFA y en Holanda. Hace unos años, en 2010, Stéphane Hessel de manera muy emocionante advirtió la llegada de los “tiempos de los indginados”. Después, en 2012, el mismo tema fue tratado científicamente en el libro de Manuel Castells “Redes de indignación y esperanza”. Desafortunadamente, no hay esperanza: queda tan solo la indignación. Y bajo esta indignación vienen los siguientes Jinetes del Apocalipsis. Se trata de un grupo de políticos listos de luchar por el poder de todas maneras posibles, prometiendo, asímismo, que después de provocar el caos, se encargarán de devolver el orden. El mundo racional, el sentido común y la prosperidad se vuelven apenas cálidos e insulsos frente a la fiebre de los contagiados con el virus de cambiar el mundo. La destrucción de lo que existe se convierte en la terapia para los indignados.

Chiropa

Mientras tanto, tras el cambio generacional de los líderes en 2012, China se reorganiza políticamente y económicamente sin la significativa pérdida del ritmo de crecimiento. En sus discursos, el líder de China presenta el ¨renascer de la nación china¨ como un sueño chino, lo que supone la ambición China de volver a desempeñar un importante papel en el escenario mundial. Es como si los chinos dijesen: “China acaba de volver a ser grande”.

La cuestión medular de la propuesta china del mundo (en concreto de la Unión Europea y Rusia) es la nueva ruta de la seda, una red de rutas de transporte terrestre que une China con Europa mediante Rusia y Polonia. Así nace Chiropa, la mayor potencia terrenal económica en la historia universal. Para los habitantes del Occidente vale la pena recordar la afirmación de un empleado del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) dirigida a su compañero europeo: “La nueva ruta de la seda surgirá en una perspectiva mediana, es decir dentro de unos 40 años!”. Estos suponen 10 legislaturas (elecciones) en el Occidente, pero tan solo 4 generaciones de los líderes chinos. La citada afirmación demuestra claramente las diferencias en la percepción del espacio y tiempo.

Rusmérica

¿Viéndolo de esta manera puede que los americanos traten de emprender la inversa maniobra de Kissinger? Ya veremos, en qué resultará el encuentro del presidente Trump con el presidente Putin. En los años 70 del siglo XX los EE.UU. se asoció con China en contra de la Unión Soviética. Se sabe que el éxito sobrepasó las expectativas. Ahora mismo los EE.UU. pueden proponerle a Rusia jugar juntos en contra de China. Y es así como Rusia a causa de su ubicación (y no por la fuerza militar o económica) se convierte en un jugador a nivel mundial. Rusmérica, la alianza de los EE.UU. y Rusia, puede basarse en las ganas de dirigir juntos el global juego imperialista para el retorno al mundo bipolar basado en los arsenales militares y control de zonas de influencias en vez de la globalización del mercado.

A lo largo de los años los EE.UU. separaban Rusia de Europa. Oficialmente esta cuestión fue descrita por George Friedman en el libro “La próxima década”. La guerra rusa con Ucrania borró la posibilidad de la cooperación oficial con Europa. En Minsk (dentro del formato de Normandía) Alemania y Francia trataron de llegar a un acuerdo con Rusia sin América, no obstante, Rusia no fue capaz de sacrificar una parte de un momentáneo prestigio político para ganar los duraderos beneficios económicos. Parece que Rusia cuenta con la revolución europea. Aparecen unos nuevos e importantes socios. El nuevo presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier es un serio socio de Rusia. El que gane las elecciones francesas en abril va a respaldar Rusia más que el presidente François Hollande que renunciará al puesto. A estas alturas Rusia se convierte en el cuarto, y el menos reconocido jugador. Su fuerza y significado se los debe a su ubicación entre China y Europa y menos a su política y fuerza militar.

Europa y China parecen enfocarse en sus intereses económicos, los EE.UU. de Donald Trump cambia la economía por el ejército, mientras que Rusia quiere jugar al póker político-militar. Ian Morris en el libro “¿Por qué manda Occidente… por ahora?” proporciona una interesante visión de cómo será el futuro del mundo. Basicamente, el factor más relevante es la ubicación. Paradójicamente la ubicación clave entre China y Europa la tienen Rusia y Polonia. Trump, como un inversor en el mercado inmobiliario, sabe muy bien lo que significa una buena ubicación. Asíque la tercera década de siglo XXI va a ser muy interesante.

Polonia: en la ruta a en la zona fronteriza?

¿Cómo con estas condiciones globales se formará la historia de Polonia? Digo “se formará” y no “formaremos”, dado que al contrario de nuestras decisiones estratégicas de entrar en la OTAN y la UE que se debían a nuestra actividad y determinación, hoy día el futuro se presenta como una ocasión de viajar de gorra a toda velocidad o quedarse en las afueras. Empecemos con las visiones positivas: la construcción de la nueva ruta de la seda es una extraordinaria oportunidad para Polonia, puesto que así nos encontraremos en la ruta de los productos transportados de China a Europa y de Europa a China. Así la ubicación de Polonia ganará más importancia. La probable cooperación entre los EE.UU. y Rusia puede tener las impredecibles y difíciles de evaluar consecuencias. Una vez entabladas las relaciones con Rusia, es muy probable que los EE.UU. traten de aislar Rusia de Europa. Ante esta situación Polonia se encontaría en la zona fronteriza, en las periferias del gran juego. El mayor reto de Polonia será entonces encontrar manera de entablar relaciones con Rusia de forma racional. Lo más difícil para la administración polaca será, no obstante, trasluchar y redefinir sus relaciones con Rusia en función de los nuevos tiempos y en respuesta a las necesidades de los EE.UU. y China.

Siguiendo la versión optimista, conviene evocar y promover los intentos de Lodz para organizar la Expo 2022 bajo la consigna City Reivented. Es Lodz la ciudad que se convierte en la lente que enfoca las oportunidades para el porvenir. Es en Lodz donde termina la mayor ruta intercontinental de transporte: la nueva ruta de seda, el camino terrenal de transporte que une China con Europa por Rusia y Polonia. Con la apertura de la fija conexión ferroviaria con el Chengdu chino, Lodz empieza a convertirse en la puerta a Chiropa, la mayor potencia terrenal económica en la historia universal. City Reinvented, la ciudad revitalizada, como se suele presentar Lodz en el Expo 2022, no es tan solo una idea que se refiere a la ciudad polaca sino es una idea mucho más amplia que supone la revitalización de la percepción del mundo, la revitalización de la estrategia geopolítica y la revitalización de las alianzas estratégicas. El Expo 2022 de Lodz debe ser el lugar de presentación de países, pero a la vez una ocasión para los intelectuales, estrategas, políticos y proyectistas para reflexionar sobre los retos del futuro. La tentativa de ser el anfitrión del Expo 2022 es una ocasión de emprender acciones positivas y es una posibilidad para la existencia activa de Polonia en Europa y en la política global. A la vez es una ocasión para emprender las acciones a nivel nacional y movilizar al gobierno, los autogobiernos y todos los grupos políticos.

Waldemar Pawlak

Material protegido por los derechos de autor. Queda prohibida su distribución salvo permiso explícito de la editorial. 03/04/2017