
Para que el mundo no olvide
Los asesinos de Treblinka hicieron todo lo posible para cubrir las huellas de sus atroces actos y condenar a las víctimas al olvido. El Instituto de la Memoria Nacional está actuando de forma contundente y lo hará aún más para evitar la relativización de los crímenes y la amnesia social.
.En el frente oriental, la febril retirada de la Wehrmacht continuó ese verano. En julio de 1944, los alemanes rindieron sucesivamente Mińsk, Vilna y Leópolis a los soviéticos y se retiraron hasta la línea del Vístula. Un totalitarismo dio paso a otro, pero antes trató de ocultar las huellas de sus terribles crímenes.
El caso del campo de trabajo penal Treblinka I, situado a medio camino entre Varsovia y Bialystok, no fue diferente. La mayoría de los prisioneros que quedaban allí: varios cientos de judíos y unos veinte polacos, entre ellos mujeres y niños, fueron fusilados por los alemanes el 23 de julio de 1944. Antes de la evacuación, el personal del campamento destruyó su documentación. Se llevaron los bienes que habían acumulado y prendieron fuego a los edificios. Treblinka I, el lugar donde se encarceló a 20 000 personas y se asesinó a aproximadamente 10 000, desapareció de la faz de la tierra, al igual que, menos de un año antes, el cercano campo de exterminio Treblinka II, la mayor „fábrica de muerte” alemana después de Auschwitz.
Los autores hicieron prácticamente todo lo posible para eliminar las pruebas de sus atroces actos. Hay que reconocer que en gran medida lograron su objetivo. La mayoría de ellos vivieron tranquilamente hasta la vejez. Y lo que es peor, sus víctimas permanecen todavía en gran medida en el anonimato. Y, sin embargo, incluso hoy, décadas después de la guerra, la determinación de las personas y la tecnología moderna pueden conseguir evitar que la intención de los verdugos se haga realidad. En 2019, la investigación de los crímenes cometidos en Treblinka I fue llevada a cabo por la fiscalía del Instituto de la Memoria Nacional de Szczecin. El objetivo estaba claro desde el principio: localizar a las víctimas, rescatarlas del olvido, identificar a los criminales y llevarlos ante el tribunal de la historia.
Los relatos de los testigos que permanecen aún vivos resultaron ser de gran valor. Como es habitual en estos casos, también fue necesaria una minuciosa búsqueda en los archivos, incluida la búsqueda de imágenes por satélite y fotografías aéreas antiguas. Preparados de esta forma, los fiscales Krzysztof Bukowski y Marek Rabiega y su equipo de especialistas pudieron empezar a trabajar en otoño de 2019 en el lugar de ejecución adyacente a Treblinka I. Se pusieron en marcha los equipos más modernos: detectores de metales, georradares, drones, tecnología láser. El trabajo se prolongó durante casi tres semanas, más de diez horas al día. En la inspección participó un grupo internacional de expertos de diversos ámbitos.
Ya en el primer día de trabajo bajo la zona de aparcamiento del bosque, se descubrió un lugar desconocido hasta entonces donde se habían ocultado una gran cantidad de cadáveres. Al final, se encontraron y recuperaron los restos de al menos 53 víctimas y siete trawnikis, como se conoce a los guardias, generalmente ucranianos, que ayudaban a los hombres de las SS del personal del campo alemán. El equipo del fiscal Rabiega también puso a buen recaudo diversos objetos pertenecientes a las víctimas: desde botones, fragmentos de ropa, objetos personales hasta monedas polacas de antes de la guerra. También se desenterraron fragmentos de elementos de munición y armamento de la tierra ensangrentada.
Los resultados preliminares de la investigación son impactantes. Confirman plenamente lo que antes solo sabíamos por los relatos de los testigos. Los prisioneros de Treblinka I no solo murieron de agotamiento y debido a los disparos. También fueron asesinados mediante el uso de garrotes, palos y las culatas de los rifles. Entre las víctimas también había menores de edad. Además de los prisioneros del campo, también se encontraron personas traídas aquí para su ejecución desde las ciudades cercanas, e incluso desde Varsovia (incluidos los infames lugares de tortura de la Gestapo en Pawiak y al. Szucha) y sus alrededores. Basta decir que entre los objetos encontrados durante los trabajos realizados bajo la supervisión del Instituto de la Memoria Nacional se encuentra la insignia de un policía judío del gueto de Falenica.
.La fiscalía del Instituto de la Memoria Nacional aún tiene mucho trabajo por hacer, relacionado entre otras cosas con la identificación de las víctimas y la búsqueda de sus familiares. Espero que al menos algunas de las personas asesinadas puedan recibir pronto no solo un entierro digno, sino también la restitución de sus nombres y apellidos. Sin embargo, ya en este momento podemos cerrar simbólicamente una etapa importante de la investigación. El 27 de enero, Día Internacional de la Memoria de las Víctimas del Holocausto, el Museo de Treblinka – Campo de exterminio y de trabajo nazi alemán (1941–1944) recibirá del Instituto de la Memoria Nacional (IPN) aquellos objetos que fueron encontrados por la fiscalía en la tierra ensangrentada. Estos objetos enriquecerán enormemente las colecciones de este conmovedor monumento al recuerdo. Que la ceremonia del jueves sea un testimonio elocuente de que el testamento de los criminales no se ha cumplido. La República recuerda a sus ciudadanos y, aún después de muchos años, no cesa en su empeño de preservar su memoria.
Karol Nawrocki