Karol POLEJOWSKI: El ejército de una Polonia libre

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Karol POLEJOWSKI

Historiador medievalista polaco. Vicepresidente del Instituto de la Memoria Nacional.

Ryc. Fabien Clairefond

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Bajo el yugo de la brutal ocupación, los polacos consiguieron crear la Armia Krajowa, una fuerza armada con una organización extraordinaria, que sirvió a todo el mundo libre.

.Pasada ya la medianoche del 26 de julio de 1944, un avión de transporte Douglas C-47 “Dakota” con los colores de la Royal Air Force aterrizó en un prado cerca de Tarnów, entre 30 y 90 kilómetros al este de Cracovia. La descarga y la carga debían realizarse lo más rápidamente posible, ya que la operación tenía lugar casi bajo las propias narices de los alemanes. Al cabo de un cuarto de hora, la máquina estaba lista para volar de nuevo, pero en el terreno blando las ruedas se resistían a obedecer. “El tiempo pasaba. Cada vez estábamos más nerviosos” —recuerda el capitán Włodzimierz Gedymin, uno de los participantes en la operación. Ya pensábamos que habría que quemar el avión para evitar que cayera en manos enemigas. Al cuarto intento, sin embargo, el “Dakota” finalmente alzó el vuelo. A primera hora de la mañana, llegó felizmente a la base cercana a Bríndisi, en el sur de Italia. Dos días después, el cargamento procedente de la Polonia ocupada ya estaba en Londres.

La arriesgada misión fue tan importante que más tarde fue mencionada por el primer ministro Winston Churchill en sus memorias. Finalmente, los componentes del cohete V-2, el wunderwaffe alemán que debía cambiar el futuro de la Segunda Guerra Mundial, habían llegado al Reino Unido. Además, el envío iba acompañado de un informe detallado sobre la nueva arma.

La captura y estudio detallado del V-2 es uno de los mayores éxitos de la Armia Krajowa, a la que la historiadora estadounidense Lynne Olson califica como “el movimiento de resistencia mejor organizado de toda Europa”.

El frente clandestino

.“Jeszcze Polska nie zginęła / Kiedy my żyjemy” [“Polonia no ha desaparecido todavía / Mientras nosotros vivamos”] —así suenan las primeras palabras de nuestro himno nacional. Józef Wybicki lo escribió a finales del siglo XVIII, poco después de que Polonia desapareciera del mapa de Europa, repartida entre Prusia, Rusia y Austria. En otoño de 1939, dos potencias totalitarias, el Reich alemán nazi y la Unión Soviética comunista, destruyeron la independencia polaca y se repartieron los territorios de Polonia. Incluso entonces, la amargura de nuestros compatriotas no hizo desaparecer la convicción de que Polonia no estaba muerta mientras sus hijas e hijos siguieran vivos, y que era necesario actuar para obtener de nuevo la libertad.

Ya el 27 de septiembre de 1939, mientras seguía la defensa de Varsovia, se formó el Służba Zwycięstwu Polski [el Servicio Polaco para la Victoria], de carácter conspirativo, “con la tarea de continuar la lucha para mantener la independencia y la integridad de las fronteras”. Su misión fue asumida ese mismo año por la Związek Walki Zbrojnej [la Unión de Lucha Armada], rebautizada como Armia Krajowa [AK, el Ejército Nacional] el 14 de febrero de 1942. Aquellos que se alistaron en las filas de la AK juraron ser leales a Polonia y “luchar con todas sus fuerzas por su liberación de la esclavitud”, hasta el punto de sacrificar sus propias vidas. También declararon, lo que es sumamente importante, obediencia absoluta al presidente de la República de Polonia, que operaba entonces en el exilio en el Reino Unido. Por lo tanto, la Armia Krajowa no era un brazo armado de una u otra formación política, sino una parte integrante de las Fuerzas Armadas polacas subordinadas a las autoridades constitucionales del Estado, que operaba por necesidad desde el extranjero. Junto con la administración civil clandestina, formó el Polskie Państwo Podziemne [el Estado Clandestino Polaco].

Los soldados polacos lucharon con éxito junto a los aliados occidentales en numerosos frentes de la Segunda Guerra Mundial: en la batalla aérea de Gran Bretaña, en el sitio de Tobruk, en el norte de Francia, Bélgica y los Países Bajos o en Montecassino. Combatieron sacrificadamente “por nuestra libertad y la vuestra”. La misma lucha, en condiciones mucho más difíciles, fue librada por los soldados de la AK. El objetivo estratégico estaba claramente definido: preparar el levantamiento de toda Polonia, que estallaría cuando se derrumbara el poder militar del Reich. A esto había que añadir la constante lucha contra las fuerzas de ocupación: operaciones de distracción, sabotaje, operaciones especiales, inteligencia, propaganda. Con el tiempo, a lo anterior hubo de añadirse una extensa actividad guerrillera, que también incluía la protección de la población del habitual pillaje cometido por los bandidos.

La actuación de la AK dio esperanza a una sociedad aterrorizada. Para un número nada desdeñable de jóvenes, el servicio en la Armia Krajowa se convirtió incluso en una experiencia formativa, una escuela de patriotismo y compromiso ciudadano.

En el verano de 1944, la AK contaba, según datos proporcionados por su entonces comandante, con unos 380 000 soldados juramentados. Esto obligó a los alemanes a mantener una fuerza militar y policial considerable en la Polonia ocupada, una fuerza que, por tanto, no se encontraba en el frente. Sin embargo, la función ejercida por la Armia Krajowa no solo queda patente por el número de puentes volados, trenes descarrilados o asesinatos de funcionarios de las autoridades de ocupación. No solo queda demostrada por la Akcja “Burza” [la operación Tempestad] o por el Levantamiento de Varsovia, que duró 63 días. Gracias a los valientes hombres de la resistencia polaca —como el capitán Witold Pilecki, que se infiltró en Auschwitz, o el mensajero Jan Karski, que consiguió entrar en dos ocasiones en el gueto de Varsovia— la información sobre el terror alemán y el exterminio de los judíos llegó a los políticos más importantes del mundo libre. El servicio de inteligencia de la Armia Krajowa prestó también valiosos servicios a los aliados occidentales, ejecutando con éxito operaciones no solo en el país ocupado, sino también en las profundidades del Reich.

El gran logro de Stefan Ignaszak “Nordyk” y otros oficiales de la AK fue desvelar los secretos del centro alemán de Peenemünde, en la isla de Usedom, donde se llevaban a cabo experimentos con una “nueva arma”: los misiles V-1 y los cohetes V-2. La información al respecto se transmitió a Occidente. Esto, a su vez, provocó la realización de incursiones aéreas aliadas en Peenemünde, lo que retrasó significativamente el trabajo alemán en el wunderwaffe.

Los alemanes trasladaron el campo de pruebas a la zona de Pustków-Blizna, cerca de Dębica, fuera del alcance de la aviación aliada. El servicio de inteligencia de la AK también logró localizar este lugar. Es más, el 20 de mayo de 1944, la Armia Krajowa capturó un cohete V-2 completo, que había caído en una zona pantanosa junto al río Bug y no había explotado. “Los polacos […] esperaron a que los alemanes hubieran abandonado la búsqueda, entonces lo extrajeron y desmantelaron al amparo de la oscuridad” —recordaba Churchill con posterioridad. Poco más de dos meses después de la captura del V-2, sus componentes y descripción ya estaban en Londres. Los británicos pudieron conocer a tiempo los principios de funcionamiento y las posibilidades de la nueva arma.

Prisión en terribles condiciones para los héroes

.Un año después, Alemania ya había sido derrotada, pero para mis compatriotas eso no implicó en absoluto la obtención de la libertad que tanto ansiaban. Polonia se encontró en la esfera de influencia de la Unión Soviética.

El 19 de enero de 1945 la Armia Krajowa se disolvió. Algunos de sus soldados continuaron en la clandestinidad la desigual lucha contra la esclavitud comunista en los meses y años siguientes. Sin embargo, incluso tras deponer las armas, muchos de ellos se enfrentaron a una dura represión: detenciones, torturas, condenas a muerte. Esto demuestra el temor de las nuevas autoridades a los héroes de guerra que eran fieles a la idea de una Polonia verdaderamente soberana. La Armia Krajowa sobrevivió en la memoria y el corazón de los polacos, inspirando la resistencia contra la esclavitud comunista durante el siguiente medio siglo.

Hoy, en una patria libre, rendimos un merecido homenaje a nuestros héroes.

Karol Polejowski

Material protegido por los derechos de autor. Queda prohibida su distribución salvo permiso explícito de la editorial. 14/02/2025