

Esta fue una prueba de solidaridad europea
Apoyo la idea de construir en Berlín un monumento para los polacos que fueron víctimas de la política alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
.Los alemanes querían ampliar su territorio con terrenos del este. Berlín llegó a un acuerdo con Moscú relativo a este tema. Pero este ataque les convenía también a los alemanes. Para la gran mayoría de ellos, Polonia era un „estado temporal”, que se estableció solo en 1918; es más, una porción estaba en los terrenos que hace poco formaban parte de Alemania. La mayoría de los alemanes consideraban que Silesia y la Gran Polonia eran sus territorios y opinaban que los alemanes tenían el derecho de recuperar estas tierras.
La oposición polaca a la agresión de Alemania se convirtió en la primera señal importante para Europa. Si Francia y el Reino Unido se hubieran unido a la guerra de manera seria, entonces es posible que la historia hubiese sido diferente. El Tercer Reich temía luchar en dos frentes, no estaba preparado para eso. Además, si París y Londres hubieran decidido atacar, la Unión Soviética no habría entrado en la guerra. Todo el conflicto podía haber terminado ya en 1939.
Desde el 1 de septiembre de 1939, los alemanes utilizaron las tácticas de la guerra total. Tenía dos fases. En la primera fase, el papel principal lo desempeñaba el ejército y en la segunda, la policía. La Wehrmacht tenía una tarea: conquistar Polonia lo antes posible, con todos los métodos disponibles. De ahí la brutalidad de los soldados. De la segunda fase de la guerra total en Polonia era responsable la policía. Para llevar a cabo una guerra „racial”, se crearon grupos operacionales especiales (Einsatzgruppen) de la policía alemana. Utilizaron la violencia masiva, motivada por la ideología, dirigida principalmente contra los intelectuales polacos. Incluso antes de que comenzara la guerra, habían preparado listas de polacos que iban a ser arrestados o asesinados. Se considera que el Einsatzgruppen es responsable de la muerte de más de 50 000 polacos.
El Tercer Reich no tuvo reparos en seguir los métodos más brutales de conquista, principalmente porque la esencia de los gobiernos de entonces era la ideología racista, que afirmaba que los alemanes pertenecían a la raza superior que iba a gobernar todo el mundo y que tenían derecho a recurrir a todos los métodos que conducen a eso. De acuerdo con los supuestos de esta ideología, otras razas, tales como los judíos y los eslavos, no tenían derecho a existir.
Los alemanes apoyaron este proyecto por una sencilla razón: trajo los resultados esperados. Vale la pena recordar cómo fue el comienzo de la guerra. Hitler primero derrotó a Polonia y luego, aún más rápido, a Francia. Los líderes del Tercer Reich habían ido acostumbrando gradualmente a sus ciudadanos con la violencia. Primero en Alemania hubo programas contra los judíos en 1938. Al año siguiente invadieron Polonia y luego otros países. Al comienzo de la guerra con la Unión Soviética, todo iba muy bien. Esto influía a los alemanes que estaban llenos de éxitos. Creían en lo que les decía Hitler —su destino era gobernar toda Europa.
Los alemanes aplicaron la misma política contra los judíos de su país en los estados conquistados. Los ciudadanos alemanes sabían esto y lo aceptaban. Tan solo después de la guerra, comenzaron a crear leyendas de que los alemanes no sabían nada de los crímenes cometidos durante la guerra. Eso no es cierto. Los soldados regresaban a su tierra natal por permisos o vacaciones y contaban sobre la vida en los terrenos conquistados. No era un secreto para nadie lo que estaba pasando allí.
¿Por qué nadie protestaba contra eso? El historiador alemán Götz Aly, en su libro Estado de Hitler, afirma que durante los años 1939 a 1945, el Tercer Reich obtuvo el equivalente a más de 2 billones de euros (según el poder adquisitivo actual) del saqueo de los países ocupados. Una parte de este dinero fue destinada a los bolsillos de los alemanes comunes y esto significaba que, hasta casi el final de la guerra, los alemanes vivieron muy bien, principalmente debido a la brutal ocupación de otros países. Es por eso por lo que los líderes del Tercer Reich gozaron de un amplio apoyo casi hasta el final. Esto comenzó a cambiar solo cuando los aliados empezaron a bombardear las ciudades alemanas. Cuando los alemanes sintieron la pesadilla de la guerra en su propia piel, su actitud hacia esta comenzó a cambiar.
.Teniendo en cuenta cuánto ganó Alemania durante la guerra en la ocupación de los estados conquistados, no creo que el tema de las reparaciones de guerra esté cerrado. Apoyo la idea presentada por Götz Aly, quien sugirió que Berlín debería construir un monumento para los polacos que fueron víctimas de la política alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Se necesita un símbolo tan visible, porque hoy en día los alemanes verdaderamente no saben demasiado sobre lo que sucedió a finales de los años treinta y cuarenta del siglo XX. Sí, los estudiantes en la escuela estudian sobre el Holocausto, pero en realidad no saben más sobre la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. De vez en cuando, vuelve también el tema de las reparaciones para Polonia. La parte alemana argumenta que no existe ninguna base legal para su pago. Berlín presenta tales argumentos demasiado rápido. Los alemanes tienen la responsabilidad moral de lo que sucedió en los años 1939-1945. No se puede cerrar el debate sobre los sucesos de esos años solo con argumentos legales. Los alemanes deberían hablar con los polacos sobre eso y no cortar la conversación con las palabras „No habrá ningunas reparaciones, porque el asunto ya está resuelto”.
Jochen Böhler