
Guerra contra la cultura polaca
En los museos y en las colecciones polacos todavía hay lugares vacíos después del saqueo de esa guerra.
.Durante La Segunda Guerra Mundial, cientos de miles de obras de arte polacas, volúmenes y archivos fueron víctimas de saqueos o fueron destruidos para siempre. Muchos trabajadores de museos y personas prominentes de la cultura polaca, así como los empleados de los museos, pagaron el precio más alto —el precio de sus propias vidas— por intentar proteger el patrimonio nacional. A pesar de que hayan transcurrido 80 años desde el estallido de la guerra, Polonia no cesa en la búsqueda y recuperación de los bienes culturales saqueados.
Las acciones realizadas, de manera específica y precisa, por los alemanes el 1 de septiembre de 1939, y más tarde por los rusos, después del 17 de septiembre de 1939, llevaron a la eliminación tanto de los logros culturales como de las élites polacas. En el campo de concentración alemán Mauthausen, fueron encarcelados miles de artistas, arquitectos, periodistas, escritores, poetas, músicos, compositores, activistas sociales y políticos, profesores universitarios y estudiantes polacos. Alrededor de 30 000 de ellos fueron asesinados.
Los intelectuales polacos, la cultura polaca, la identidad, la independencia, en una palabra: la polonidad fue el objetivo de los crímenes alemanes y soviéticos. En noviembre de 1939, las tropas alemanas de las SS llevaron a cabo la acción Sonderaktion Krakau. Les tendieron una trampa a los intelectuales de Cracovia para que fueran al edificio del Collegium Novum de la Universidad Jaguelónica para transportarlos a todos a los campos de concentración. También entre las víctimas del crimen en Palmiry —ejecuciones llevadas a cabo entre diciembre de 1939 y julio de 1941— estuvieron los representantes de la élite política, intelectual y cultural polaca. Cincuenta académicos polacos destacados, profesores de Leópolis, sus familiares y colaboradores fueron asesinados en julio de 1941. No podemos olvidar tampoco los muchos artistas polacos importantes que murieron luchando en las filas del Ejército Nacional durante el Levantamiento de Varsovia o, incluso, como resultado de las operaciones militares ejecutadas por los ocupantes. Entre los 6 millones de víctimas polacas de la guerra, incluidos 3 millones de judíos polacos, una gran parte la constituían los representantes de la intelectualidad de Polonia; una tercera parte de la élite polaca fue asesinada.
Desde septiembre de 1939, las autoridades alemanas de la ocupación catalogaban, requisaban y transportaban colecciones enteras de los museos al Reich, de una manera metódica y planificada. El fenómeno de la perfecta organización de la maquinaria de confiscación nazi y la reubicación de la herencia polaca se basaba en un reconocimiento de preguerra realizado por los historiadores de arte alemanes. El siguiente capítulo de la historia del saqueo de bienes culturales polacos fue escrito por el Ejército Rojo. Se crearon las brigadas de trofeos especiales (en ruso trofiejnyje otriady; trofiejnyj – conquistado), que aseguraban y enviaban a la Unión Soviética las obras de arte de Polonia. Hasta el día de hoy, las obras sacadas de Polonia permanecen en los museos rusos. Los rusos roban sistemáticamente las obras de arte polacas también después de la guerra.
Las primeras estimaciones de la posguerra mostraban más de 516 000 cuadros y monumentos polacos saqueados o destruidos, valorados en varias decenas de miles de millones de dólares (de aquellos tiempos).
Perdimos más de la mitad de las obras de los museos. El símbolo de las obras perdidas es, sin duda, el Retrato de un joven pintado por el famoso pintor italiano del Renacimiento, Rafael Santi. Antes de la guerra, era un adorno de la colección de los Czartoryski en Cracovia. La obra fue confiscada por las autoridades de ocupación alemanas y sacada de Polonia en 1944. Otra obra perdida del Renacimiento italiano es el tondo de Lorenzo di Credi Adoración del Niño, antes de la guerra ubicada en el Museo de Gran Polonia en Poznań. En 1943, este cuadro, junto con la mayoría de las colecciones, fue trasladado a los fuertes en Kahlau y luego, en lo más profundo de Alemania, a la posterior zona de ocupación soviética. A diferencia de la obra maestra de Rafael, la ubicación del tondo es bien conocida. Se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Pushkin, en Moscú. Polonia sigue exigiendo su devolución. Entre las grandes obras robadas de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, también hay cuadros de representantes de la vanguardia mundial del siglo XX, entre ellos, Pablo Picasso. Su collage Guitarra formaba parte de la colección del Museo Municipal de Historia y Arte de Łódź.
.En los museos y en las colecciones polacos todavía hay lugares vacíos después del saqueo de esa guerra. Los historiadores y restauradores polacos, apoyados por el estado polaco, trabajan constantemente para recuperar las obras de arte polacas, obras de museos y colecciones. Se están recuperando muchas obras, pero es solo una gota en el mar después de este enorme saqueo. Esta historia aún no ha terminado.
Prof. Piotr Gliński