Prof. Michał KLEIBER: Este día se paró la ciencia y la educación en Polonia

Este día se paró la ciencia y la educación en Polonia

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Prof. Michał KLEIBER

Editor en jefe de "Wszystko Co Najważniejsze". Catedrático de la Academia de Ciencias de Polonia. Presidente de la Academia de Ciencias de Polonia 2007-20015. Presidente del Comité de la UNESCO de Polonia. Caballero de la Orden del Águila Blanca.

Ryc.: Fabien Clairefond

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El ataque de los alemanes a Polonia, el 1 de septiembre de 1939, fue un golpe muy grande para la ciencia y para la educación. El objetivo era las élites y las universidades polacas.

.En Polonia, antes del 1 de septiembre de 1939, hubo un periodo intenso de recuperación después de la Primera Guerra Mundial y 123 años de pérdida de la independencia. Los políticos polacos se preocupaban principalmente por el desarrollo de la ciencia y de la enseñanza, en especial por la educación superior. En 1938, había 15 instituciones estatales de educación superior en Polonia y más o menos el mismo número de escuelas privadas. Contrataban a unos 4,5 mil empleados científicos, entre ellos más de 900 profesores. Los científicos polacos alcanzaron en muchas áreas el más alto nivel mundial: matemáticas, física, geología, biología, sociología, filosofía o historia.

El 1 de septiembre de 1939 detuvo este proceso. Las actividades destructivas de los ocupantes causaron el cierre de todas las escuelas superiores e instituciones científicas en toda Polonia, las cuales fueron saqueadas y devastadas. A los científicos y a los estudiantes les esperaba un gran sufrimiento.

El ocupante sabía perfectamente que, para germanizar de forma efectiva a los polacos, tenía que liquidar a la inteligencia polaca. El dramático ejemplo de las acciones de terror y deportación, planificadas de manera metódica, fueron: la llamada Sonderaktion Krakau, en noviembre de 1939, durante la cual 183 profesores de la Universidad Jagellónica y de la AGH Universidad de Ciencias y Tecnología fueron enviados al campo de concentración de Sachsenhausen o la llamada Acción AB, llevada a cabo entre mayo y julio de 1940, durante la cual fueron asesinados más de tres mil personas, entre ellas, muchos científicos y profesores.  

Los científicos que lograron evitar ser fusilados o deportados a los campos se hundieron en el olvido profesional. La defensa de la educación y de la formación universitaria contra la pesadilla de los ocupantes fue la actividad conspirativa. A pesar del terror masivo, la educación conspirativa tenía un alcance significativo y sus creadores, con su coraje para trabajar exponiéndose a consecuencias amenazadoras para sus vidas, merecen la gratitud de todas las generaciones de sus compatriotas. 

.Los científicos polacos emigraron durante y después de la guerra, no encontrando en los tiempos de posguerra y del socialismo real ninguna posibilidad de perseguir sus ambiciones científicas. Fue una pérdida enorme: la reconstrucción de la ciencia y de la educación polaca habría sido mucho más rápida si, de la emigración inducida por la guerra, hubieran regresado cientos de excelentes investigadores, tales como: Henryk Magnuski, el creador de la primera radio portátil, walkie-talkie, utilizada por el ejército estadounidense; Tadeusz Sendzimir, llamado „El Edison de la metalurgia”, el inventor que revolucionó la metalurgia global; o Hilary Koprowski, descubridor de la vacuna contra el virus de la poliomielitis, que causa la enfermedad de Heine Medina. 

Polonia sufrió enormes pérdidas debido a los asesinatos de los intelectuales, su deportación o emigración y muchísimos años de retraso en la educación de posguerra de los trabajadores de la economía moderna. Polonia fue detenida en su desarrollo, pero fue reconstruida y cubierta de nueva energía, solo gracias a la increíble pasión, al conocimiento y al talento de los polacos.

Prof. Michał Kleiber

Material protegido por los derechos de autor. Queda prohibida su distribución salvo permiso explícito de la editorial. 30/08/2019