
El renacimiento digital de la música polaca
En cierto sentido, Frédéric Chopin promueve en la actualidad el redescubrimiento de antiguos maestros del arte musical, a menudo olvidados, cuando su música renace gracias a su recopilación y nueva publicación.
.La música polaca es un elemento esencial y de gran valor del patrimonio cultural europeo y mundial. El panorama histórico de la música polaca (entendida en sentido amplio como la música creada e interpretada en Polonia, aunque provenga de la pluma de compositores extranjeros) sigue siendo algo borroso e incompleto. Esto es consecuencia de las lagunas siempre presentes en la investigación sobre determinados temas relacionados con la vida musical, pero también de la falta de acceso a muchas fuentes relevantes.
En la investigación de la historia de la música, las fuentes musicales siempre serán un elemento clave: a partir de ellas se puede hilar una reflexión sobre compositores concretos, pero también sobre tendencias generales, cambios estilísticos o sobre los flujos de repertorio entre distintos centros. Manuscritos e impresos musicales, libretos, tratados teóricos, pero también, por ejemplo, libros contables conservados en cortes o monasterios, permiten recabar información no solo sobre la música en sí, sino también sobre sus creadores e intérpretes. Asimismo, nuestra turbulenta historia, por así definirla, se refleja en el estado de conservación de los recursos archivísticos. Pues estos no solo se vieron mermados durante la última guerra mundial, sino también como consecuencia de las Particiones o, retrocediendo aún más, por el Diluvio sueco. Las Particiones fueron también un momento de oportunidades perdidas; un período en el que otros podrían haberse centrado en el descubrimiento y cuidado de las huellas de su pasado musical.
A finales del siglo XIX se creó la famosa serie de ediciones Denkmäler der Tonkunst in Österreich, que continúa hasta nuestros días, donde se publican obras de artistas relacionados con la Austria de los períodos renacentista, barroco y clásico. Uno solo puede imaginar cuántos tesoros musicales habrían llegado hasta nuestros días si a mediados del siglo XIX se hubiera fundado en Polonia una sociedad análoga a la Bach Gesellschaft dedicada a editar las obras de los antiguos maestros. En la musicología polaca persistió durante mucho tiempo la opinión de que el siglo XVIII (especialmente su primera mitad) fue un período de pasividad y diletantismo musical en las tierras polacas. En la actualidad, el estado del conocimiento de la producción musical (incluida la de los compositores polacos) de esta época ha mejorado notablemente.
Esto es posible precisamente gracias a la investigación y el análisis de las fuentes, muchas de las cuales, a pesar de las numerosas pérdidas mencionadas, aún se encuentran en archivos estatales, bibliotecas, así como en monasterios y otras colecciones eclesiásticas. La música era una parte esencial de la vida de nuestros antepasados. Cuando la Orden de los Jesuitas (hoy asociada, acertadamente, entre otras cosas, a una importante contribución a la cultura musical) inició sus actividades en la Primera República de Polonia, las normas vigentes en la congregación tendían a limitar el papel de la música. En un documento dirigido por la congregación polaca a las autoridades de la orden a finales del siglo XVI podemos leer:
“En la provincia se necesita una dispensa de las regulaciones relacionadas con el canto y la música. Porque en Polonia, la gente no puede concebir la ausencia de los cantos y no acude allí donde reina el silencio”.
La música se practicaba en las cortes, especialmente en las cortes de la realeza y de los aristócratas, en catedrales y monasterios, las ciudades mantenían a músicos y, en el caso de fundaciones más ricas (por ejemplo, legados de testamentos), una banda de música popular también podía tocar en centros parroquiales incluso muy pequeños. La sociedad multinacional de la República propiciaba un intenso intercambio de repertorio entre los distintos centros, y los músicos extranjeros empleados por los reyes (por ejemplo, los numerosos músicos italianos de la corte de la dinastía Vasa) marcaban la pauta e influían notablemente en los gustos, y por tanto en las obras, de los compositores que trabajaban bajo el sol sármata.
La primera gran explosión se produjo a mediados del siglo XVII, cuando, tras el Diluvio, la República ya no recuperó su antiguo poder, y las pérdidas materiales del patrimonio cultural fueron irreparables, en algunos aspectos quizá incluso más graves que durante la Segunda Guerra. Nuestras difíciles experiencias, así como la guerra en curso en nuestras fronteras, nos hacen reflexionar sobre cómo salvaguardar eficazmente los rudimentos que han perdurado de nuestro patrimonio musical. En la actualidad, no parece haber mejor forma de proteger el contenido archivístico de los recursos musicales que digitalizar las fuentes, multiplicar sus copias digitales, procesarlas científicamente y ponerlas a disposición del público.
Digitalización e investigación
.Desde hace varios años, el Instituto Frédéric Chopin lleva a cabo proyectos financiados por la UE cuyo objetivo es precisamente salvaguardar lo más ampliamente posible el patrimonio musical polaco mediante su digitalización y su puesta a disposición del público. Este proceso se inició, por supuesto, con la digitalización del patrimonio de Chopin, que constituye el centro del interés investigador del Instituto. Sin embargo, pronto se hizo evidente la gran necesidad de ir más allá del contexto inmediato de Chopin, en vista de que incluso las fuentes monumentales para la cultura musical polaca eran de difícil acceso.
De ahí la idea del proyecto Dziedzictwo muzyki polskiej w otwartym dostępie [Patrimonio musical polaco de libre acceso], que ha puesto a disposición más de 25 000 materiales directamente relacionados con la vida musical (principalmente manuscritos e impresos musicales, pero también literatura musical, entre otros). Entre los recursos recopilados se encontraban colecciones cruciales para el estudio de la historia de la música en Polonia. Mencionemos aquí la recopilación de la Sociedad Musical de Varsovia, las recopilaciones de la Biblioteca XX de los Príncipes Czartoryski en Cracovia, la colección de la Biblioteca de Gdańsk PAN, o los archivos extremadamente valiosos y ricos en recursos del Monasterio de Jasna Góra o del Capítulo de la Catedral de Wawel. Estos son solo algunos escogidos entre los muchos otros recursos incluidos en los proyectos del Instituto Chopin.
Los proyectos de digitalización del Instituto forman parte de un plan más amplio y exhaustivo para la creación de una base de fuentes, transcripciones y conocimientos sobre la música polaca. De hecho, podemos señalar tres componentes clave de este proyecto. Por encima de todo, la base de conocimientos sobre los compositores polacos y sus obras que se ha desarrollado de forma constante a lo largo de los años en forma del Portal de la Música Polaca (https://portalmuzykipolskiej.pl/pl). El portal reúne en un solo lugar información biográfica, análisis de obras, información sobre fuentes y obras conservadas. Está estrechamente vinculado al repositorio de fuentes musicales (https://polish.musicsources.pl/pl), donde pueden consultarse y descargarse materiales digitalizados, así como obtener un conocimiento más detallado de sus homólogos físicos.
Esto es posible porque cada manuscrito o impresión musical dispone de los llamados metadatos, que se introducen en la base de datos internacional de fuentes musicales RISM (Répertoire International des Sources Musicales). Esto es especialmente importante por varias razones. Creada en la década de 1950, la base de datos RISM es la principal fuente de conocimiento para los investigadores sobre fuentes musicales, su ubicación, datación, autoría, etc.
La introducción de esta información para las fuentes polacas no solo nos permite presentar los recursos de las colecciones de música polaca a una comunidad internacional más amplia de investigadores, músicos y melómanos, sino que también ofrece grandes oportunidades para la adquisición de nuevos conocimientos. Un ejemplo sencillo de esto es la cuestión de las investigaciones sobre la atribución de obras anónimas. Una gran parte de los documentos musicales que se conserva en archivos o bibliotecas son manuscritos (en ocasiones también impresos) transmitidos de forma anónima, es decir, sin mencionar al autor de la obra.
Además de la información sobre la descripción física de la fuente, su datación y contenido, también se introducen en la base de datos RISM los llamados íncipits musicales, es decir, breves fragmentos de las partituras de la melodía de la obra. La comparación de estos íncipits permite a menudo establecer la autoría de una obra que se transmite de forma anónima en una colección y puede estar firmada con el nombre del compositor en otra. Esta es solo una de las muchas posibilidades que ofrece la digitalización de las fuentes musicales y el suministro de copias digitales con los metadatos apropiados.
Por último, el tercer elemento que complementa el portal del conocimiento y el repositorio de fuentes es la base de transcripciones digitales, una herramienta especialmente innovadora y con un gran potencial no solo para investigadores y especialistas, sino también para músicos y melómanos. Las transcripciones digitales son simplemente ediciones contemporáneas de las fuentes musicales. El equipo de editores que trabaja en el Instituto Chopin ha realizado más de 7000 ediciones de este tipo en los últimos tres años. Se transcriben en notación simbólica especial (comprensible para el ordenador) manuscritos e impresos musicales, a menudo de difícil lectura en la actualidad, ya sea por la notación musical empleada en el pasado o por el mal estado de conservación.
Estas partituras están disponibles en su totalidad en el sitio web (https://polishscores.org/), donde también se puede utilizar un avanzado motor de búsqueda que permite buscar obras no solo por título, autor o, en el caso de la música vocal o vocal-instrumental, texto verbal, sino también, por ejemplo, por melodía. Es una ayuda de gran valor para los musicólogos, pero también una fuente inestimable de información e inspiración para los músicos. Esperemos que esto contribuya a aumentar el interés de los intérpretes por el repertorio de música polaca y la música creada en Polonia.
Una mirada al futuro
.Las herramientas digitales que se están desarrollando en el Instituto Chopin para investigar y compartir los recursos musicales son cada vez más conocidas y apreciadas fuera de Polonia. Esto es muy gratificante, ya que significa que, por un lado, podemos tener la esperanza de recuperar el retraso en el trabajo sobre nuestro propio patrimonio musical producto de nuestra difícil historia; y por otro lado, sin duda dará sus frutos en el futuro en forma de un mayor interés por nuestra cultura musical. La creación de este gran recurso digital también nos abre áreas de investigación totalmente nuevas, mediante las herramientas de inteligencia artificial y la investigación de datos masivos, los llamados big data. Los próximos pasos a dar (y que ya se están planificando en el Instituto Chopin) no solo consisten en completar las bases de datos y repositorios existentes con otras colecciones, aún no desarrolladas (se están realizando búsquedas muy amplias en todo el país para encontrar más fuentes), sino también crear nuevas herramientas. Esto puede incluir, entre otras, la digitalización en 3D de instrumentos musicales históricos o su “sampleado”, es decir, la grabación del sonido para su posterior uso en instrumentos digitales. ¿Qué pianista no querría poder tocar en su casa un instrumento cuyo sonido se pareciera, por ejemplo, al del piano de Chopin? Hoy en día, estos instrumentos digitales continúan siendo imperfectos, pero dado el extraordinario ritmo de desarrollo del mundo digital, es de esperar que también el sonido de los instrumentos digitales se perfeccione.
.Chopin no es solo nuestro compositor más destacado, sin duda. En la actualidad, es también una figura que, en cierto sentido, promueve el redescubrimiento de antiguos maestros del arte musical, a menudo olvidados, cuando su música renace gracias a su recopilación y nueva publicación.