

18.a batalla decisiva en la historia del mundo
.”Si la batalla de Varsovia hubiera terminado con una victoria de los bolcheviques, se habría producido un punto de inflexión en la historia de Europa, pues no cabe la menor duda de que con la caída de Varsovia, Europa central habría quedado expuesta a la propaganda comunista y a la invasión soviética”. Así escribió en 1920 Edgar Vincent D’Abernon, diplomático británico, miembro de la Misión Militar Interaliada en Polonia y testigo de la guerra polaco-bolchevique, sobre una batalla decisiva en la guerra contra los bolcheviques. Estas palabras se referían a la Batalla de Varsovia, más conocida como el „Milagro del Vístula”, librada en agosto de 1920. La batalla, que fue la culminación de encarnizados enfrentamientos militares entre la República Polaca, renacida tras años de falta de libertad, y la Rusia bolchevique, marcó el destino de la Europa moderna. Las palabras del futuro Mariscal de la Unión Soviética, Mijaíl Tujachevski: „A través del cadáver de la Polonia Blanca se abre el camino a la conflagración mundial. Con nuestras bayonetas llevaremos la felicidad y la paz a las masas trabajadoras. ¡Hacia el oeste!” afortunadamente nunca llegaron a materializarse. Fue gracias a la actitud heroica del soldado polaco, al enorme sacrificio de sangre y a la abnegación de toda la población, que acababa de pasar por la gehena de la Primera Guerra Mundial, que Europa consiguió garantizar la paz y la seguridad, al menos hasta que otro régimen autoritario levantó la cabeza en Alemania.
Al observar la actual guerra en Ucrania, uno no puede dejar de notar las similitudes con el conflicto polaco-bolchevique. Y a pesar de haber transcurrido más de 100 años, una cosa no ha cambiado: el adversario, el agresor, es el mismo. En el pasado, fue Polonia la que resistió con éxito la invasión bolchevique y hoy Ucrania está haciendo lo mismo ante las fuerzas rusas. En ambos casos, la amenaza tiene el mismo origen. El Imperio Ruso, la Rusia Bolchevique, la Unión Soviética y la actual Federación Rusa: cada uno de estos regímenes buscó la expansión imperial a costa de esclavizar a otras naciones.
En cada ocasión, las barbaridades del imperialismo ruso fueron justificadas por Moscú como respuesta a una amenaza imaginaria, descrita como: ayuda fraternal, protección de los pueblos indígenas, unificación de las tierras étnicas o una cruzada ideológica. Sin embargo, los propagandistas del Kremlin olvidan que la URSS, un estado comunista, no era inferior a los nazis en sus actividades criminales. Hoy en día, el mismo estado y su simbolismo se festejan en cada aniversario de la llamada Gran Guerra Patriótica, que se identifica con la Segunda Guerra Mundial, aunque ésta comenzó en 1941 con la agresión de la Alemania nazi a la URSS. La agresión de la URSS a Polonia el 17 de septiembre de 1939, el ataque de la URSS a Finlandia en 1939, la toma de Lituania, Letonia y Estonia en 1940 o la ocupación de la parte oriental de Rumanía en 1940, así como la agresión a Crimea en 2014 y, finalmente, la invasión de Ucrania el 24 de febrero de este año, son hechos que se silencian.
Hoy la historia cierra el círculo, pero la creciente globalización, el desarrollo tecnológico y la consiguiente democratización de las sociedades han dado lugar a una configuración del sistema de seguridad mundial completamente diferente a la de principios del siglo XX. La experiencia proporcionada por las dos guerras mundiales y otros conflictos, por no hablar de la Guerra Fría y el nacimiento de la OTAN, han remodelado por completo lo que hoy llamamos el sistema de seguridad global. El conflicto actual en Ucrania se ha convertido, en parte, en un conflicto de Rusia contra el mundo libre. Los Estados democráticos se enfrentan a la agresión por parte de un país que, desde los inicios de su existencia, ha desafiado el derecho de autodeterminación de otros pueblos.
La agresión rusa contra Ucrania deja claro que Rusia no suscribe ningún principio de coexistencia pacífica, asociación o respeto al derecho internacional. Hoy, en Europa oriental, los demonios de tiempos pasados han vuelto a despertar: lo que debía ser un aviso para las generaciones futuras, una advertencia contra el extremismo político, las ambiciones imperialistas y el culto al poder, vuelve a aparecer en forma de las sangrientas imágenes de Bucha o Irpín.
En la situación actual, cualquier estado responsable y con una apreciación objetiva de la realidad debe estar preparado para afrontar cualquier desafío, ya sea militar o político, que pueda proceder del este. Desde el punto de vista de la seguridad de Polonia y de la región en su conjunto, el Ejército Polaco desempeña un papel especial, ya que es precisamente nuestro ejército el que vela por la soberanía y la integridad territorial del país, y por lo tanto protege el flanco oriental de la OTAN. Desde hace más de 20 años somos miembros de la OTAN, la alianza de defensa más antigua, grande y eficaz de la historia del mundo. Esta internacionalización de la seguridad, junto con el constante aumento del potencial nacional, constituye nuestra póliza de seguros. La industria armamentística polaca forma parte de este sistema. Una parte importante y eficaz: basta con ver lo eficaces que son y la buena valoración que reciben, por ejemplo, nuestros lanzamisiles antiaéreos Piorun, los obuses cañón Krab o los rifles de asalto Grot, todo este equipamiento ha pasado su prueba de guerra precisamente en Ucrania y forma parte de la ayuda militar que Polonia proporciona a este país. Una ayuda que hace tiempo que ha superado los 1 700 millones de dólares, y que nos sitúa entre los líderes mundiales en donaciones.
La actual situación geopolítica, y en particular la guerra de Ucrania, ha acelerado la consecuente y profunda modernización y ampliación del tamaño de las Fuerzas Armadas de la República de Polonia. Polonia es uno de los pocos países de la OTAN que ya gasta más del 2,2% del PIB en defensa; el año que viene este gasto superará el 3% del PIB. Gracias a una política de planificación responsable hemos construido los cimientos necesarios para el desarrollo de las Fuerzas Armadas para los próximos años consagrados en la nueva Ley de Defensa Nacional. Nuestro objetivo es un Ejército Polaco formado por 300 000 soldados: 250 000 soldados de las fuerzas operativas – soldados profesionales y 50 000 soldados de las fuerzas de defensa territorial. Las Fuerzas Armadas de la República de Polonia, con un número importante de efectivos, bien entrenadas y equipadas, constituyen la base de la doctrina de disuasión y defensa.
Al hablar de la OTAN como uno de los pilares de la política de defensa, hay que subrayar que Polonia hace tiempo que dejó de ser un mero „receptor” de la seguridad: nuestro ejército está formado por profesionales probados que han demostrado su valor y profesionalidad en numerosas misiones en el extranjero, tanto bajo la égida de la OTAN como de la Unión Europea. Cooperamos de forma continua con los aliados: nuestras fuerzas están presentes, entre otros lugares, como parte de los grupos de combate multinacionales de la OTAN, que están estacionados en Letonia y Rumanía.
Al hablar de las acciones internacionales en pos de la seguridad, tampoco debemos olvidar la reciente cumbre de la OTAN en Madrid. Fue un acontecimiento especialmente importante, ya que definió las perspectivas de las actividades de la Alianza en los próximos años. Las decisiones adoptadas en esta cumbre contribuyen claramente a reforzar la seguridad no solo de Polonia, sino de todo el flanco oriental de la OTAN. Hay que mencionar aquí no solo la decisión de Suecia y Finlandia de ingresar en la OTAN, sino también la decisión de EE. UU. de ubicar tropas estadounidenses de forma permanente en Polonia en forma de un mando del V Cuerpo del Ejército de EE. UU., responsable del mando de las tropas terrestres estadounidenses en todo el flanco oriental de la OTAN. Somos consecuentes con el proceso de construcción de un sistema de seguridad completo. No se trata solo de un aumento a largo plazo de la financiación para el desarrollo de las Fuerzas Armadas o la modernización técnica. Se trata también de crear una conciencia cívica y una voluntad de asumir la responsabilidad de nuestra seguridad colectiva.
.A pesar de la tragedia de la guerra en Ucrania, Polonia es un país seguro. A pesar del paso de los años, el recuerdo de la guerra polaco-bolchevique sigue vivo, y valores como el valor, el honor y el amor a la Patria se fomentan con gran reverencia, también durante el Día Nacional del Ejército Polaco, que se celebra anualmente en todo el país el 15 de agosto.
Mariusz Błaszczak