Prof. Piotr GLIŃSKI: El mundo en cinco elementos

El mundo en cinco elementos

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Prof. Piotr GLIŃSKI

Ministro de Cultura y Patrimonio Nacional.

Ryc.Fabien Clairefond

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El mundo debe buscar soluciones fuera de lo común. Solo de esta manera seremos capaces de detener el efecto dominó. Hoy, Ucrania nos da esperanza – está cambiando la geopolítica

.La guerra en Ucrania está redefiniendo los valores del mundo moderno. Desde hace seis semanas tenemos una situación geopolítica completamente nueva. Una situación que está cambiando la comprensión del mundo moderno, así como los vectores de la geopolítica contemporánea.

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.En primer lugar, el mundo ha descubierto la realidad, la verdad sobre Rusia. Hasta ahora, durante muchos años, se había negado a verla. Polonia, los polacos, que sufrieron la trágica experiencia de las particiones, la esclavitud, Siberia, Katyń, los gulags, la República Popular de Polonia, fueron llamados rusófobos. Desde hace seis semanas, la venda se desprende de los ojos de la opinión pública mundial, en el caso de algunos con mayor rapidez, en otros todavía a regañadientes.

Hoy, aquello que venimos advirtiendo desde hace años se ha visto confirmado trágicamente con las fosas comunes y las decenas de cadáveres de civiles ucranianos bestialmente asesinados. El mundo ve hoy de lo que son capaces Rusia y los rusos. Sí, los rusos, porque al fin y al cabo, la guerra en Ucrania no es solo cosa de Putin. Este fenómeno es mucho más amplio, al igual que la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, que no fue causada únicamente por Hitler. No es que una sola persona haya perdido la razón, sino que el sistema estatal que opera en Rusia está completamente loco. Este sistema es imprevisible y supone una enorme y mortal amenaza para la humanidad.

El mundo lo ha visto por fin – al menos por un momento. Pero el mundo aún no comprende las implicaciones de esta realidad, no entiende que Rusia no parará hasta que nosotros la detengamos. No se detendrá en Ucrania ni en Polonia. Llegará a Múnich, Berlín y Lisboa si no la detenemos con firmeza. Este sistema solo entiende el argumento de la fuerza. Recuerdo a Angela Merkel afirmando que es necesario dialogar con Rusia. Sí, el diálogo es necesario, pero al mismo tiempo hay que disponer de un argumento de fuerza. Y en este momento, todos nosotros, en Europa y en el mundo, somos responsables de formular y materializar este argumento de fuerza. El mundo ha comprendido que algo terrible está sucediendo y que la fuente de este mortífero mal es Rusia – este es el primer factor nuevo que estamos tratando en relación con la guerra en Ucrania. Pero el mundo parece que no está del todo dispuesto a aceptar las consecuencias de la agresión rusa; cree que de alguna manera puede arreglarse. Preferiblemente a bajo coste (es decir, a costa de los ucranianos, posiblemente de los polacos, de los estados bálticos). ¡Pues esto no funcionará! No podremos evitar el mal si no actuamos. Ha de ser ahora y con decisión.

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.El segundo gran factor nuevo revelado por esta guerra, y del cual me atrevo a decir que cambia no solo el equilibrio de fuerzas anterior, sino quizás el paradigma general de la existencia de nuestra civilización, es la puesta de manifiesto de que la existencia de las naciones está determinada por el patriotismo de sus ciudadanos, que consiste en la disposición de la comunidad a defenderse. No sé si cada comunidad europea, cada sociedad o cada estado está dispuesto hoy a defender la comunidad a costa teniendo en cuenta que el coste es la propia vida.

Los ucranianos han demostrado que, para preservar su comunidad, hay que estar dispuesto a hacer el sacrificio más alto. Dar tu vida por tu patria. Y con ello han derrotado, por ahora, a Putin. Esto, hoy en día, es algo completamente fuera de la modernidad. Mientras tanto, es este patriotismo, que consiste en amar a la patria hasta el fin, el que está en el corazón de la postura actual de los ucranianos y la fuente de su victoriosa resistencia. Esta identidad cultural, esta formación cultural, es la que hace que alguien sea capaz de sacrificarse por la patria y otros, sin embargo, sean incapaces de hacerlo. Por supuesto, detrás de esto también está la conciencia de que defender la patria significa defender los propios intereses, la propia familia, los propios hijos, aquellos que es más querido para uno. Pero todo se reduce a la firme creencia de que el valor más importante es la comunidad nacional.

Algunos intentan definir nuestro patriotismo, ya sea polaco o ucraniano, como nacionalismo, o incluso chovinismo, pero nosotros en Polonia tenemos un nombre para él: simplemente, amor a nuestra patria. Y sabemos, al igual que los ucranianos, que esta actitud es decisiva para el destino de la comunidad. En este momento podemos ver claramente que esta actitud otorga a los ucranianos el poder de cambiar las reglas del juego geopolítico.Debemos admitir que todo el mundo esperaba que los rusos entraran en Kiev en tres días, instalaran allí un gobierno títere y la guerra terminara. Que acabara la guerra, „la paz reinara en Kiev”, y el mundo ni siquiera se diera cuenta de lo que ha ocurrido. ¿Pero por cuánto tiempo? Si eso ocurriera, si el mal hubiera triunfado en tres días, Putin, el vencedor, se situaría en las fronteras de Europa y nos dictaría condiciones de rendición absolutas. Los alemanes, los más ricos, probablemente ya estarían emigrando al Caribe porque tendrían tropas rusas en las fronteras de la UE. ¡Pero no las tienen! No las tienen, porque alguien ha cambiado esa realidad. ¡Resulta que este cambio de pensamiento sobre un mundo fatalista puede estar basado en una hermosa actitud que consiste en el amor a la patria! ¡Es posible traer esperanza al mundo a través del patriotismo nacional!, (¡no del nacionalismo!, ¡no del chovinismo!) Esta voluntad de dar la vida por la patria es lo que se ha convertido en el verdadero game changer del mundo moderno. Cuanto antes el mundo se dé cuenta de esto, más posibilidades tendrá de sobrevivir.

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.El tercer factor, completamente nuevo, relacionado con la guerra de Ucrania, que es extremadamente importante y también está relacionado con esta actitud patriótica, es el hecho de que este patriotismo ucraniano, que se ha revelado con tanta fuerza durante esta guerra, no posee ningún tinte nacionalista o relacionado con los seguidores de Stepán Bandera. Esto es nuevo y especialmente importante para nosotros, los polacos, y al mismo tiempo es muy doloroso para los rusos, porque les gustaría que el patriotismo ucraniano fuera precisamente ese tipo de patriotismo nazi ligado a los seguidores de Bandera y nacionalista. ¡No! Se trata de un patriotismo moderno, civilizado y proeuropeo.

Esperamos que este mito fundacional de la comunidad ucraniana, que vuelve a tomar forma ante nuestros ojos, sea precisamente eso: moderno, maduro, democrático, cívico y europeo. Creo que todos estamos a favor de esto. Al fin y al cabo, así es precisamente nuestro patriotismo republicano en Polonia, en contra de las mentiras de la propaganda de Putin y del soft power ruso en Occidente.

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.El cuarto elemento, que es muy importante y también constituye un game changer específico en este momento, es la posibilidad de una defensa militar eficaz basada en las nuevas tecnologías bélicas.

Observemos que el mundo de la tecnología armamentística ha cambiado tanto que las armas de defensa son cada vez más eficaces. Me refiero principalmente a las armas electrónicas, antitanques, antiaéreas y drones, que han cambiado el campo de la guerra moderna. Un montón de hierro y un montón de soldados no son tan amenazantes como se podría pensar, frente a los modernos sistemas de defensa y la capacidad individual de defensa profesional de pequeños grupos móviles de defensores motivados por el patriotismo y la moral. Es posible defenderse de esta embestida de unos ejércitos antiguos con mucha eficacia. El cambio tecnológico y la formación (sabemos que los expertos de los países de la OTAN estuvieron formando a los ucranianos) son, por tanto, otro factor de cambio del statu quo contemporáneo. Independientemente de cómo se desarrolle esta guerra, el ejército ruso ya está desacreditado y desencantado, lo que también es una variable completamente nueva en el sistema geopolítico.

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Por último, hay un quinto elemento muy importante. Paradójicamente, son los cambios culturales negativos en Europa Occidental o, más ampliamente, en el mundo, a menudo criticados desde un punto de vista conservador, los que, al desmantelar los antiguos axiomas y la jerarquía de valores, han introducido primero el dogma del relativismo axiológico (posmodernidad fluida), y después – evitando el completo nihilismo y la anomia – han conducido a que la moral posmoderna contemporánea se base principalmente en la empatía y la ética de las emociones. Esta búsqueda de la izquierda-liberal de nuevos fundamentos axiológicos ha puesto de relieve, por ejemplo, el concepto de „sensibilidad”, al que Olga Tokarczuk dedicó su discurso del Nobel. Es cierto que desde hace dos mil años sabemos de algo más interesante y profundo que la ternura: el amor cristiano, pero quizá sea bueno que la izquierda perdida y posmoderna busque ahora de forma tan dramática alguna referencia moral estable. Por un lado, la empatía y la ética de las emociones de la izquierda-liberal y, por otro, la sensibilidad cristiana y el amor al prójimo, cercanos a mi formación, no permiten que el mundo contemporáneo acepte lo que ocurre en Ucrania.

Es difícil ser indiferente después de Bucza. Y de ahí la esperanza de que, de alguna manera paradójica, la opinión pública mundial se una en protesta contra el mal que representa la Federación Rusa, y obligue a sus gobiernos a tomar medidas reales. Espero, por tanto, que tanto los creyentes asociados a la tradición cristiana como los no creyentes asociados a la tradición liberal-izquierdista, refiriéndose a las reacciones humanas básicas ante el mal, no solo no aprueben lo que está ocurriendo ahora en Ucrania, sino que saquen conclusiones generales sobre el Imperio del Mal. Esto, por supuesto, requiere que tomemos decisiones difíciles y que adoptemos una postura real contra este mal. Sin embargo, si no lo hacemos, entonces – recordad, alemanes y europeos – no habrá sitio donde esconderse. Así que no tenéis elección. Debéis actuar ahora, cuando los ucranianos han creado una ventana de tiempo en la que es posible reaccionar.

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Parece que estos cinco factores brevemente esbozados aquí no solo son fenómenos nuevos, sino que también son en gran medida positivos desde el punto de vista del cambio deseado en la imagen del mundo actual, de la política internacional actual. El hecho de que los cinco fenómenos desencadenados por el drama de Ucrania se produzcan simultáneamente y sean extremadamente dinámicos y poderosos crea una oportunidad única para un cambio sociopolítico global positivo. Debemos basarnos en ellos en nuestra respuesta a la agresión rusa y a la brutal guerra en Ucrania. La conclusión es para todos: para la comunidad mundial, para la comunidad europea, para nuestros políticos, para nuestras comunidades. Deberíamos ser más audaces y decididos a la hora de defender a Ucrania y al mundo moderno frente a Rusia. Se trata de una ayuda militar aún más decisiva, de sanciones políticas, económicas, deportivas y culturales completas, pero también de nuevas soluciones, como la misión de paz o las soluciones que aumenten la eficacia de las organizaciones internacionales.

.Hoy, los ucranianos luchan por nosotros, son un nuevo activo, un pueblo que está cambiando los vectores de la política actual y del mundo, pero es necesario que busquemos soluciones nuevas, más valientes, porque en caso contrario, no podremos detener el mal. Este es el resultado del efecto dominó, el mal que llegará a nosotros si no lo detenemos. El mundo debe buscar soluciones fuera de lo común, nuevas y más valientes.

Prof. Piotr Gliński

Texto publicado simultáneamente con la revista mensual de opinión Wszystko Co Najważniejsze [Lo Más Importante] en el marco del proyecto realizado con el Banco Central de Polonia, Narodowy Bank Polski (NBP) y el Instituto de Memoria Nacional.

Material protegido por los derechos de autor. Queda prohibida su distribución salvo permiso explícito de la editorial. 28/04/2022