Michał KURTYKA: Solidaridad y ecología

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Michał KURTYKA

Ministro de Medio Ambiente de Polonia.

Ryc.Fabien Clairefond

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Poner los ciudadanos y la justicia en el primer lugar es la única forma para que Orden Verde Europeo pase la prueba del tiempo y no resulte en conducir a la UE a la senda de diversas velocidades. La transición energética es pues una oportunidad para el desarrollo y para aprovechar el potencial económico de los países de la UE.

Europa Central está determinada para reducir las emisiones y modernizar sus economías de modo sostenible. Sin embargo, recordemos que esta región tiene el punto de partida totalmente distinto que otros países de la UE y un camino largo por delante. El panorama que nos encontramos en el punto de partida, a finales de los 80, era bastante oscuro en comparación con los países fuera de la esfera de influencia de la URSS.

A costa de unas enormes inversiones por parte de los agentes económicos y sacrificios sociales se logra un gran avance desde el tiempo de la caída del comunismo. Gracias al crecimiento económico ha sido posible la reindustrialización del país y el ajuste de la industria energética e industria general a cada vez más exigentes normas ecológicas vigentes en la UE. Como el mejor ejemplo puede servir aquí la reducción de emisiones que tuvo lugar en Polonia en relación a la firma del Protocolo de Kioto. Estábamos obligados a reducir las emisiones en un 6%, en realidad las redujimos en más de 30% con más que doble crecimiento de PIB. Lo sustancial fue la adhesión a la UE y adaptación de legislación de la unión, incluido el paquete climático 3×20.

Neutralidad climática a la que nos dirigimos paso a paso es un reto sin precedentes.  Industria energética, transporte, industria general, agricultura, gestión de residuos –¡nos espera una revolución copernicana!

Hemos entrado al periodo de transición con un balance energético prácticamente en su totalidad dependiente de una materia prima: carbón. Polonia a pesar de un punto de partida difícil mantiene la dinámica de reducción como la de otros países europeos –el uso de carbón en la producción de energía eléctrica en los últimos 30 años bajó en Polonia en un 19%. La economía polaca en desarrollo apuesta por las fuentes de energía alternativas. En 2030 la contribución del carbón en la producción de energía eléctrica no sobrepasará 56%. Según la Política Energética de Polonia hasta 2040 la contribución de energía renovable alcanzará por lo menos 23% en el consumo final de energía y no menos que 32% en la energética eléctrica.

La posterior transformación no va a ser fácil –va a exigir un gran esfuerzo y apoyo comunitario. Pues las barreras relacionadas con la transición energética en Europa no son ya de carácter solamente tecnológico. Hoy son cuestiones complejas socio-económicas y políticas. Lograr la neutralidad climática necesita un actuar concreto e inversiones –tenemos que tener un plan de realización de esa tarea y apoyo que permitiría a cada país miembro una transición eficaz. En Polonia los gastos de inversiones relacionadas con la estrategia energético-climática se estima de 195 mil millones de euros solo en los próximos 10 años.

En las condiciones de crisis relacionada con la pandemia mundial es clave la flexibilidad de elección del camino de transición. Ello permitirá a los países miembros lograr los objetivos comunes, teniendo en cuenta la protección de ciudadanos y los sectores de economía más afectados por las consecuencias de la crisis. Tenemos que tener la opción de aprovechar todas la tecnologías disponibles, es decir la energía nuclear, energía solar, eólica y de hidrógeno para construir en 20 años un sistema de energía pura de rendimiento comparable con el que funciona ahora.

Soy consciente de que los fondos comunitarios previstos que serán destinados a la política climática, serán enormes. Pero para que esas herramientas resulten eficientes y no resulten en conducir la UE a la senda de diversas velocidades, tienen que ser adaptadas a distintas sociedades. La flexibilidad y solidaridad tienen que ser base de nuestra actuación.

En el centro de todos los esfuerzos tienen que estar el hombre y la idea de un cambio estructural justo. Los grupos más vulnerables a las consecuencias negativas deberían tener un apoyo especial. En Polonia el empleo relacionado con el sector de la extracción de carbón alcanza 200 mil puestos de trabajo.

Un ejemplo de ese tipo de pensamiento lo dimos ya en 2018 en Katowice durante la cumbre del clima COP24 de la cual yo era el presidente. 55 países de todo el mundo –entre ellos la mayoría de los países de la UE– firmaron la declaración según la cual es clave tener cuenta el aspecto social de la transición en el camino a la economía de bajas emisiones para obtener la aprobación social y confianza a los cambios ocurrentes. Gracias a nuestros esfuerzos la cuestión de una transición justa es ahora un elemento fijo de reflexión al diseñar la política climática.

Michał Kurtyka

Texto publicado simultáneamente con la revista mensual polaca de opinión Wszystko Co Najważniejsze [Lo Más Importante] en el marco del proyecto realizado con el Instituto de la Memoria Nacional y el Instituto Polaco en París.

Material protegido por los derechos de autor. Queda prohibida su distribución salvo permiso explícito de la editorial. 11/12/2020