Toda familia polaca perdió a alguien en esta guerra
Toda familia polaca perdió a alguien en esta guerra. Las mayores pérdidas las sufrió la élite polaca. Profesores, personas de la cultura, oficiales, empresarios y sacerdotes se hallaban en el punto de mira del invasor alemán que, el 1 de septiembre de 1939, atacó Polonia, comenzando así la Segunda Guerra Mundial; Y unos días después, cuando los franceses y los británicos se negaron a ayudar a Polonia, los intelectuales se convirtieron en el blanco de otro ocupante que, el 17 de septiembre de 1939, entró en tierras polacas: la Rusia soviética.
Mi ciudad, Varsovia, fue arrasada. En la zona entre Alemania y Rusia, durante los últimos siglos, hubo particiones, exterminios, deportaciones a Siberia y, después de septiembre de 1939, redadas masivas en las calles y deportaciones a campos de concentración, emigración masiva a Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. ¡Cada familia polaca os puede contar su propia historia!
Cuando os encontréis con polacos y empiecen a narrar su historia, la historia de su familia, será un relato increíble. Pero también surgen preguntas, especialmente hacia los franceses y los ingleses, sobre por qué, a pesar de las declaraciones firmadas, no ayudaron a la Polonia atacada por los alemanes. Entonces, tal vez, ¿podíamos haber detenido a Hitler? ¿Puede que entonces la más cruel de las guerras no hubiese tenido lugar? Porque no dudo que los polacos se hubieran apresurado a ayudar a una Francia o una Gran Bretaña atacada en septiembre de 1939, conociendo el carácter nacional de los polacos, la solidaridad con los demás, el amor por la libertad, el heroísmo y el coraje.
Los matemáticos polacos descifraron Enigma, la máquina que encriptaba los informes estratégicos alemanes. Los pilotos polacos lucharon en el escuadrón 303 defendiendo Londres. Los diplomáticos polacos salvaron a Pierre Mendes-France, el futuro Primer Ministro francés, proporcionándole pasaportes falsos y ayudándolo a escapar y a sobrevivir. La avenida polaca de árboles plantados en honor a todos los que salvaron judíos, en Yad Vashem, es la más larga de todas.
Cuando mis compatriotas os muestren Varsovia y os lleven al Castillo Real y al casco antiguo de la ciudad, os sorprenderá que estos lugares hayan sido reconstruidos desde cero, después de incendios y tras haber sido arrasados por la Luftwaffe alemana.
Mis compatriotas os contarán cómo los varsovianos apoyaron a los judíos y su levantamiento en el gueto alemán. Os alentarán a visitar el Museo de la Familia Ulm, que conmemora a todas aquellas familias que fueron asesinadas por alemanes por ayudar a los judíos durante toda la guerra. Hay muchísimas familias polacas que fueron asesinadas a tiros o quemadas vivas por ayudar a ocultar a los judíos que estaban en peligro de ser asesinados a manos de los alemanes.
Los polacos os hablarán sobre el capitán Witold Pilecki. Vale la pena recordar este nombre. Fue voluntariamente a Auschwitz, sus informes alarmaron a los aliados, quienes, sin embargo, no hicieron nada para acabar con el sufrimiento en el campo de exterminio alemán. Sobrevivió a su propia muerte varias veces. Murió a manos de los comunistas después de la guerra.
Los polacos que conozcáis os llevarán al Museo del Levantamiento de Varsovia. El museo fue fundado hace solo una docena de años, por iniciativa de Lech Kaczyński, el presidente polaco. Durante muchas décadas, no se podía hablar sobre el Levantamiento de Varsovia. Recordar la historia reciente se castigaba con el despido o incluso con la cárcel. El levantamiento estalló cuando los alemanes todavía estaban en Varsovia y los rusos se acercaban a la capital polaca (los cuales se detuvieron mientras miraban cómo ardía la ciudad, destruida por los alemanes). Miles de víctimas aún están en la memoria de los polacos. Recordamos también que, como resultado de las decisiones de las grandes potencias en Yalta, Teherán y Potsdam, Polonia se encontró en la zona de influencia rusa después de la guerra, durante muchas décadas, obligada a pagar contribuciones.
Pero gracias a los estallidos de 1956, 1970, 1980, a la „Solidarność” y al inquieto espíritu polaco, las fronteras orientales de Europa son ahora una garantía de seguridad, recientemente fortalecidas tanto por la Unión Europea, como por la OTAN. Constituyen un colchón de inmigración al aceptar a más de 2 millones de inmigrantes procedentes de Ucrania. Polonia da la bienvenida al mayor número de ciudadanos no pertenecientes a la UE, les otorga la mayor cantidad de permisos de residencia por cada 1 000 habitantes (15,2 Polonia, 13,1 Gran Bretaña, 6,0 Alemania, 3,5 Francia).
Para entender a Polonia y no atacarla solo porque aún queremos algo, porque defendemos algo importante para nosotros, os pido que entendáis nuestra historia. Nuestro amor por la libertad que roza el nivel de la locura, lo bien que entendemos el heroísmo y la solidaridad con los demás y cuánto sacamos de nuestra historia e identidad.
El 1 de septiembre de 1939 es un aniversario muy importante para los polacos: la detención de nuestro desarrollo, la destrucción de nuestra élite, nuestra nación (¡pérdidas demográficas gigantescas!), nuestra economía y nuestro futuro, que se interrumpieron durante muchas décadas. Hoy, saliendo de esta interrupción, os contamos esta historia. Estamos en Europa y es nuestra historia común.
Eryk Mistewicz