Chopin y Grecia
Las conexiones helénicas y la recepción de la música de Chopin en Grecia a través de las interpretaciones de destacados pianistas griegos y de otros países.
.Grecia estuvo bajo el dominio del Imperio Otomano durante casi 400 años, es decir, desde 1453, cuando los turcos otomanos invadieron Constantinopla. En 1821 comenzó la revolución griega, que duró oficialmente hasta 1829. La guerra de independencia de Grecia conmovió al mundo entero, especialmente a los países europeos. Las grandes figuras del movimiento romántico se inspiraron en el poderoso levantamiento de los habitantes de este país, merecidamente denominado la cuna de la civilización.
Lord Byron, uno de los autores más destacados del Romanticismo, no solo escribió obras inspiradas en Grecia, sino que también apoyó económicamente a los rebeldes griegos y luchó por su país. Murió el 19 de abril de 1824 en su amada Grecia, en Mesolongi, una ciudad situada en el oeste del país.
Pocos años después del inicio de la revolución griega, estalló en Polonia el Levantamiento de Noviembre, cuyo objetivo, que desgraciadamente no pudo cumplirse, era derrocar el dominio ruso. Aunque Frédéric Chopin, el hijo predilecto de Polonia, pasó muchos años de su vida en París —desde el 5 de octubre de 1831 hasta su muerte, nunca regresó a su patria —, su pensamiento siempre estuvo cerca de su tierra natal y los ideales de la lucha por la libertad están claramente presentes en sus obras.
Durante su vida, París estaba lleno de artistas y escritores famosos que compartían estos mismos ideales. La revolución griega inflamó la imaginación de pintores y escritores del entorno de Chopin, como Ary Scheffer, Eugène Delacroix y Victor Hugo. Otros grandes compositores, como Gioacchino Rossini y Hector Berlioz, también se inspiraron en la revolución griega.
Por supuesto, no solo fue la revolución lo que impresionó a las grandes mentes de la época de Chopin, sino también el espíritu de la antigua Grecia. La mitología siempre ha tenido un efecto sobre la imaginación, y su influencia también puede encontrarse en las obras de destacados compositores cercanos a Chopin, como Charles Valentin Alkan y, por supuesto, Franz Liszt.
También hay que mencionar la antigua arquitectura griega que sirvió de inspiración para la construcción de las hermosas residencias de la Nouvelle Athènes habitadas no solo por Chopin, sino también por otras figuras célebres como George Sand, Alejandro Dumas y Charles-Valentin Alkan. Este barrio acogía salones de arte y reuniones de distinguidos personajes.
Entre las personas cercanas a Chopin con conexiones u orígenes griegos, cabe mencionar a su alumna Maria Kalergis, mecenas de las artes y pianista, esposa del terrateniente Jan Kalergis, miembro de una antigua familia cretense, y a Catherine Soutzo, esposa del diplomático griego Jean (Ioannis) Soutzo, miembro de la familia Soutzos o Soutsos Phanariote, de profundas raíces griegas.
Otra figura muy conocida fue Camille-Marie Stamaty, compañero de Chopin, pianista y compositor greco-francés, nacido en Roma, hijo de un griego, el cónsul francés Constantin (Konstantinos) Stamates, y de la cantante francesa Marie-Thérèse Nanine Surdun. Camille-Marie se convirtió en uno de las alumnos más destacados de Friedrich Kalkbrenner. También estudió con Anton Reich, François Benoist y Felix Mendelssohn-Bartholdy. Él mismo fue considerado uno de los profesores más eminentes de su época. Entre sus numerosos alumnos se encontraban Louis Moreau Gottschalk, que fue el primero en tocar obras de Chopin en América, y Camille Saint-Saëns.
Tras la victoriosa guerra de independencia contra el Imperio Otomano, Grecia entró en el período de la historia moderna. Estos tiempos no fueron fáciles y, a pesar de los muchos sacrificios realizados en beneficio de la anterior revolución, la lucha no se detuvo.
Mientras tanto, las islas Jónicas o Heptanesos (las Siete Islas), gobernadas por los venecianos durante siglos, no se enfrentaban a la amenaza de ocupación otomana. Estas islas, especialmente Corfú y Zacinto, produjeron numerosos compositores y músicos destacados que llevaron la antorcha musical de Grecia hasta el siglo XIX. Entre ellos se encontraban el compositor Nikolaos Chalikiopoulos Mantzaros, fundador de la Escuela Jónica de Música (Ionian School of Music) y compositor del himno nacional griego, el compositor Spiridon Ksindas, el compositor Antonios Liveralis, la pianista y compositora Susanna Nerantzi y el compositor Pawlos Karrer. También hay que mencionar a la famosa cantante de ópera (contralto) Elena D’Angri Vitturi, nacida en Corfú, que desarrolló una gran carrera profesional en Europa y América, colaborando también con el contemporáneo de Chopin, el célebre compositor austriaco y virtuoso del piano Sigismund Thalberg. El compositor Spiridon Samaras también nació en Corfú, pero pasó muchos años en París e Italia, donde se convirtió en un importante compositor de ópera y en la actualidad es recordado en todo el mundo principalmente como el compositor del himno olímpico.
Desde principios del siglo XX, la ópera, sobre todo la italiana, floreció en Grecia, empezando por Corfú. El público local se aficionó a esta forma, que sigue siendo muy popular hoy en día. A Chopin no solo le encantaba la ópera, sino que estuvo muy influido por ella. Las largas líneas vocales bellamente acabadas de las arias de compositores como Vincenzo Bellini fueron una importante fuente de inspiración para el maestro polaco. Sus temas “cantados”, su expresión audaz y dramática y su estilo apasionado, romántico y directo le convirtieron en uno de los compositores más queridos en Grecia.
La investigación en antiguas colecciones privadas demuestra que sus partituras llegaron a Grecia bastante pronto. Hay que señalar, sin embargo, que no fue hasta mucho después de la muerte del compositor cuando sus obras empezaron a presentarse a un público griego más amplio y a incluirse en los planes de estudios musicales. En relación con lo anterior, conviene recordar que la primera institución educativa musical oficial del país (el Conservatorio de Atenas) no se fundó hasta 1871; otras instituciones empezaron a crearse a partir de 1919.
En el siglo XX, la música de Chopin fue interpretada en Grecia por toda una pléyade de famosos pianistas procedentes del extranjero, lo que le dió un cierto gusto especial, una correcta articulación y expresión, así como una forma general adecuada de interpretar sus obras.
Sin duda, la mayor contribución a la difusión de la obra de Chopin en Grecia se debió a las numerosas visitas a Atenas del eminente pianista y director de orquesta francés Alfred Cortot, cuya estrecha relación con el querido compositor es bien conocida. Estudió con uno de los últimos alumnos del maestro, Émile Decombes. Como admirador de la cultura griega antigua y helenófilo, regresaba a Grecia cada vez con renovado entusiasmo, siempre acogido calurosamente por el público local, que le consideraba, con razón, el intérprete de Chopin más importante de su época. El público admiraba el carácter poético de sus interpretaciones, su profundo sentimiento, su extraordinaria visión y su pensamiento exquisito y culto. La enorme sensibilidad de Cortot y su polifacética formación le llevaron a tener en gran estima el espíritu de la antigua Grecia en el arte, la literatura y la arquitectura. Algunos jóvenes pianistas griegos viajaron a Francia u otras partes de Europa para asistir a sus clases magistrales. Anotaban minuciosamente sus explicaciones sobre fraseo, estilo, producción de sonido y los diferentes detalles de la interpretación, que transmitían a la siguiente generación de estudiantes. Sus ediciones críticas de las obras de Chopin eran, y siguen siendo, ampliamente utilizadas por estudiantes y conservatorios griegos, por supuesto en conjunción con las últimas ediciones críticas. Además, muchas de las primeras ediciones originales de obras de Chopin que otrora pertenecieron a la colección personal de Cortot, y que en algunos lugares muestran digitaciones escritas por él a lápiz, forman parte actualmente de colecciones privadas conservadas en Atenas.
Entre las numerosas actuaciones de Cortot en la capital griega, cabe destacar el recital representado el 30 de noviembre de 1930, cuyo programa incluía, entre otras formas, la Sonata en si menor, Op. 58 de Chopin, así como dos recitales de formación presentados los días 2 y 4 de noviembre de 1934 en el Pallas Hall. Durante esta misma visita, los días 27 y 31 de octubre, Cortot interpretó conciertos de música de cámara con el violinista francés y su frecuente compañero musical Jacques Thibaud. El primer recital incluyó dos obras para piano de Chopin: Sonata en si bemol menor Op. 35 y Sonata en si menor Op. 58. El segundo recital estuvo dedicado a otro de los compositores favoritos de Cortot, Robert Schumann. En el centenario de la muerte de Chopin, Cortot representó un recital el 18 de marzo de 1949 en el teatro Kentrikon, cuyo programa estuvo dedicado tanto al compositor polaco como a Schumann. El recital se abrió con la Fantasía en fa menor Op. 49 de Chopin, seguida de una interpretación de Escenas infantiles Op. 15 de Schumann y la Sonata en si bemol menor Op. 35 de Chopin. Tras el descanso, se pudo escuchar el Carnaval Op. 9 Schumann. El 20 de marzo de ese mismo año, en el Parnassos Hall, Cortot ofreció un recital exclusivamente con obras de Chopin.
Además de los recitales de Cortot, cabe destacar otras actuaciones históricamente significativas de destacados pianistas extranjeros. La pianista francesa Youra Guller ofreció dos recitales los días 4 y 5 de noviembre de 1927 en el teatro Kentrikon. El segundo recital concluyó con la interpretación de tres estudios, cuatro mazurcas y la Polonesa en la bemol mayor, Op. 53.
El 1 de abril de 1928, en el Atticon Hall, el pianista alemán Emil von Sauer, alumno de Franz Liszt, interpretó el Concierto para piano en mi menor Op. 11, con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Atenas (más tarde Orquesta Nacional de Atenas) bajo la batuta del famoso director, compositor y pianista griego Dimitri Mitropoulos.
El 23 de enero de 1955, en la Sala de Orfeus, la pianista y pedagoga francesa Monique de La Bruchollerie, alumna del pianista francés Isidor Philipp, que estudió con Georges Mathias, alumno de Chopin, interpretó el Concierto para piano en fa menor Op. 21 junto con la Orquesta Nacional de Atenas bajo la batuta del director estadounidense Howard Mitchell. Bruchollerie fue profesora del pianista y compositor franco-chipriota contemporáneo Cyprien Katsaris, a quien se sigue considerando a día de hoy un consumado chopinista.
Nikita Magalov, eminente pianista ruso-georgiano, alumno de Liszt, Aleksandr Ziloti e Isidor Philipp, célebre intérprete de la música de Chopin y el primero en grabar la obra completa del compositor, incluía a menudo obras de Chopin en los programas de sus actuaciones en Atenas, p. ej. en los recitales que ofreció en el Teatro de Atenas en mayo de 1958 y abril de 1968. En la segunda parte de su último recital en la capital griega, que tuvo lugar en el Odeón de Herodes Ático el 9 de agosto de 1990, interpretó los Preludios Op. 28. El autor de este artículo estuvo presente en este acontecimiento y recuerda con emoción las interpretaciones de gran belleza y profundamente conmovedoras, tocadas a la manera tan romántica, sensible y sincera de la vieja escuela pianística.
Entre los pianistas griegos de cierto renombre, es difícil encontrar alguno que no haya honrado a Chopin con interpretaciones de sus obras. Sin embargo, siempre ha habido algunos entendidos que han regresado a su repertorio de forma constante y reflexiva, buscando constantemente las verdades más profundas de su música.
El pianista griego George Themeli, ciego de nacimiento, que estudió música y piano en el sistema Braille y estudió con Marguerite Long, dio recitales compuestos íntegramente por obras de Chopin en Grecia y en el extranjero. Su sensibilidad y su extraordinario fraseo daban a su música un aire único en cada ocasión. Le gustaba especialmente la Sonata en si bemol menor Op. 35 y la Sonata en si menor Op. 58. También grabó el Estudio en do sostenido menor, Op. 10 n.º 4, el Estudio en fa menor Op. 25 n.º 2, el Estudio en do menor Op. 10 n.º 12 y la Berceuse en re bemol mayor Op. 57 para la compañía griega His Master’s Voice.
El pianista Atos Vasilakis, de Corfú, hizo carrera interpretando principalmente obras de Chopin en Grecia y en el extranjero, sobre todo en París. Su estilo distintivo y sofisticado impresionaba a todos los que tenían la oportunidad de escucharle.
La aclamada pianista griega Gina Bachauer, de ascendencia austriaca e italiana, estudió en Atenas con el pianista y pedagogo polaco Waldemar Freeman, que comprendía al detalle la música de Chopin. Tras completar sus estudios en Grecia, Bachauer recibió clases de Cortot y Serguéi Rajmáninov. Entró en contacto con Rajmáninov a través de una carta de recomendación de Freeman, que era amigo del famoso maestro. A lo largo de su carrera, interpretó a menudo obras de Chopin, grabando tanto conciertos como obras seleccionadas, pero nunca ciclos completos.
Maria Cherogiorgou-Sigara, una de las principales pianistas y pedagogas griegas de su generación, alumna de Marguerite Long en París y de Alfredo Caselli en Roma, no solo tocaba con frecuencia la música de Chopin, además enseñó sus obras a muchos de los alumnos que formó durante su larga carrera docente en Atenas.
En los últimos tiempos, sus obras fueron interpretadas y grabadas por conocidos pianistas griegas, como Dora Bakopoulou, Domna Eunouchidou, Alexandra Papastefanou y Natalia Michailidou, cuya madre, Calliope Panagiotidou, estudió con Cortot.
De la generación más joven de pianistas griegos, vale la pena mencionar a Sotiris Louizos, que estudió en Londres con el polifacético pianista sudafricano Yonty Solomon, que interpretó todas las obras de Chopin. Emprendió con entusiasmo un proyecto que incluía la interpretación de todas las obras de Chopin para piano, conferencias y ponencias y la presentación de documentos extraordinarios.
En 2023 se publicó la traducción al griego de uno de los libros más valiosos sobre Chopin, Chopin: Pianist and Teacher, as seen by his pupils, que fue escrito por el estimado musicólogo y estudioso suizo de Chopin Jean-Jacques Eigeldinger, y publicado originalmente en 1970 y posteriormente reeditado y actualizado en varias ocasiones. El libro fue traducido al griego por Stefanos Theodoridis y editado por Constantine P. Carambelas-Sgourdas (Edition Orpheus). Cabe señalar que el autor incluyó pequeños añadidos, que se presentan por primera vez en la actual edición. Eigeldinger apareció en la presentación griega del libro, celebrada el 18 de enero de 2023 en Atenas, en la Biblioteca Griega de Música Lilian Voudouri, donde presentó sus reflexiones sobre el arte de Chopin y sus intérpretes. Al final de la presentación, Natalia Michailidou interpretó obras del compositor.
.Aunque Chopin nunca visitó Grecia, tanto los elementos apolíneos como los dionisíacos de su obra cautivarán siempre a sus oyentes, conduciéndoles a las alturas olímpicas de las valiosas inspiraciones del compositor.