Polonia puede superar sus retos y sentar las bases de una recuperación económica sólida y de alto nivel
La economía polaca se ha beneficiado de un marco político sólido y de un entorno empresarial favorable, que le han permitido acercarse a economías más prósperas en términos de nivel de vida, así como hacer frente a las tremendas sacudidas que ha sufrido el país en los últimos años.
.La agresión armada no provocada, injustificada e ilegal de Rusia contra Ucrania ha afectado significativamente a las perspectivas económicas globales y a las de Polonia. El precio de esta guerra es alto, y aunque sus trágicas consecuencias afectan sobre todo a la nación ucraniana, también influyen en el resto del mundo. Este conflicto está causando profundas repercusiones sociales y económicas. Los polacos han comprobado muchos de estos efectos con sus propios ojos, al acoger generosamente a los refugiados y mostrando un firme apoyo a Ucrania en todo momento. Como organización internacional centrada en las democracias de mercado de todo el mundo, la OCDE apoya a la nación de Ucrania y a su gobierno democráticamente elegido, y se solidariza con ellos. Polonia es una importante voz en el asunto de Ucrania en la OCDE, y contribuye de forma decisiva a dar forma a nuestra respuesta ante esta guerra. Entre otras cosas, el gobierno polaco inició y apoyó el establecimiento de la Oficina de Enlace de la OCDE en Ucrania, que ha estado operando desde París durante los últimos meses y abrirá formalmente su centro en Kiev esta semana.
Más de 9,5 millones de refugiados ucranianos han cruzado la frontera con Polonia. Las estimaciones oficiales sugieren que alrededor de 1,6 millones de estos refugiados han permanecido en Polonia, lo que equivale al 4 % de la población de este país. La mayoría de los refugiados son mujeres y niños. Los polacos les han proporcionado vivienda, ayuda económica, acceso a la sanidad y a la educación, además de abrir para ellos el mercado laboral. Es alentador ver que muchos refugiados han encontrado empleo y que sus hijos asisten a las escuelas polacas. De enero a noviembre de 2022, el gobierno polaco fue el sexto gobierno que más apoyó a Ucrania en términos de ayuda de carácter financiero, entre otros tipos. La ayuda total a Ucrania durante este período ascendió a cerca del 1,5 % del PIB polaco, lo que convierte a los polacos en uno de los más generosos proveedores de ayuda a Ucrania.
El impacto económico de la guerra llegó justo cuando Polonia y el resto del mundo se recuperaban de la pandemia de COVID-19. En 2021, la economía polaca ya había conseguido recuperarse, alcanzando los niveles anteriores a la pandemia antes que muchos otros países de la OCDE. Polonia también registró el año pasado un fuerte crecimiento económico del 4,9 %, pero éste ya no fue tan estable, y por añadidura la inflación en el país alcanzó su nivel más alto en dos décadas. Las perspectivas económicas se han debilitado como consecuencia de la subida de los precios de la energía, debida en gran parte a la guerra. Debido a que los mercados laborales no se expanden y la tasa de desempleo se acerca a un bajísimo nivel del 3 %, la presión inflacionista interna es fuerte y ha provocado un incremento de la inflación subyacente hasta alcanzar el 12 % en diciembre. Es probable que la inflación general se mantenga en un nivel elevado también este año, y alcance valores próximos al 13 %, antes de caer hasta el 4,6 % en 2024. La OCDE prevé que el crecimiento del PIB se sitúe en torno al 1 % en 2023, y a continuación volverá a un valor del 2,4 % en 2024.
En estas difíciles circunstancias, la política macroeconómica debe encontrar un equilibrio entre el apoyo a la economía y la contención de la inflación. Para ello, el Banco Nacional de Polonia deberá permanecer alerta y dispuesto a subir más los tipos de interés si se afianzan las expectativas de una inflación más alta. Las ayudas fiscales han protegido a los hogares y las empresas de las perturbaciones del coste de la energía, pero las soluciones futuras deben orientarse cuidadosamente para prestar apoyo a quienes más lo necesitan sin aumentar de forma desmedida la presión inflacionista. En principio, la política macroeconómica debería permitir hacer frente al problema de la inflación al tiempo que fomenta la reducción del consumo de energía y el aumento de la inversión en fuentes de energía adicionales.
La OCDE ha reforzado la supervisión económica, ampliando el enfoque que realizaba hasta ahora sobre la sostenibilidad y la inclusión social del desarrollo para incluir un aspecto de resiliencia económica. Polonia, como muchas otras economías de la OCDE, debe enfrentarse a una serie de retos estructurales.
El primero es el envejecimiento de la población, que constituye un reto para la estabilidad presupuestaria debido a la reducción de la productividad y las tasas de crecimiento económico como consecuencia de una mano de obra más reducida, en un momento en que los costes asociados al envejecimiento seguirán aumentando. Para garantizar la estabilidad presupuestaria a largo plazo, junto con unas pensiones razonables, es necesario prolongar la vida laboral igualando gradualmente la edad legal de jubilación de hombres y mujeres, y elevando la edad de jubilación en función del aumento de la esperanza de vida acompañado de un estado de buena salud. En términos más generales, Polonia debe aumentar su fuerza laboral fomentando la prolongación de la vida laboral, aumentando la participación de grupos específicos (por ejemplo, los padres jóvenes) en el mercado laboral y facilitando la inmigración. Por esta razón, son bienvenidas las medidas introducidas recientemente para animar a los jubilados a trabajar, así como la ampliación del apoyo proporcionado por las guarderías, junto con el programa de migración de trabajadores cualificados. Además, Polonia debería considerar la posibilidad de ampliar su base de ingresos racionalizando el sistema de tipos reducidos y exenciones del IVA y corrigiendo la fiscalidad de la propiedad. El país también debería mejorar la eficiencia del gasto público mediante un análisis exhaustivo.
Durante las tres últimas décadas, Polonia ha disfrutado de un enorme crecimiento de la productividad. El PIB per cápita se ha triplicado desde principios de los años 90 y ha alcanzado alrededor del 80 % de la media de la OCDE. La digitalización de la economía podría impulsar aún más el crecimiento de la productividad, contribuyendo a liberar el potencial emprendedor de las empresas polacas en su país, así como en los mercados mundiales. En Polonia, el grado de utilización de las tecnologías digitales en las empresas, especialmente en las de pequeño y mediano tamaño, es relativamente bajo. La digitalización puede facilitarse aumentando el asesoramiento técnico para aumentar la concienciación y ayudar a los gestores a aplicar las nuevas tecnologías digitales. En el Orden Polaco se persigue este objetivo introduciendo nuevas desgravaciones fiscales para investigación y desarrollo, así como para la inversión en robotización. Para estimular aún más la innovación, el gobierno también podría aumentar las inversiones en financiación directa de las tecnologías de la información y de la comunicación, así como en investigación y desarrollo.
También es necesario dotar a las personas de las competencias modernas adecuadas que les permitan participar en la transformación digital y beneficiarse de ella. Polonia ha mejorado notablemente su nivel educativo y se sitúa entre los diez primeros países del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes. Seguir este camino garantizando que las escuelas estén debidamente equipadas, que los profesores reciban formación para enseñar competencias digitales y que los estudiantes tengan más oportunidades de aplicar estas competencias en la práctica situará a Polonia en una posición muy sólida en la era digital. La educación debe ser integradora y hay que animar a más mujeres a que estudien las tecnologías de la información y de la comunicación. Al igual que en muchos países de la OCDE, las personas ancianas en Polonia muestran unas competencias digitales inferiores: es necesario aumentar estas competencias y hacer que la formación continua sea más práctica y flexible.
Polonia ha avanzado hacia un desarrollo más sostenible pero, como muchos otros países, necesita acelerar considerablemente su transición climática. Debido a que alrededor del 40 % del suministro energético de Polonia está basado en el carbón, las emisiones de carbono de la economía siguen siendo elevadas. Los ciudadanos continúan sintiendo los efectos negativos de la mala calidad del aire local. El aumento de la presión hacia la seguridad energética como consecuencia de la guerra es una oportunidad para que, en el marco de la revisión de la estrategia energética de Polonia, se contemple un mayor desarrollo de las fuentes de energía renovables, la diversificación tecnológica y la mejora de la eficiencia energética, minimizando al mismo tiempo la dependencia del carbón a corto plazo. Además, los instrumentos de incentivación y la regulación pueden proporcionar a los hogares y a las empresas un claro incentivo de precios para disminuir las emisiones. Este tipo de medidas deben complementarse con el aumento y la aceleración de las inversiones en la red eléctrico-energética, con el fin de superar las limitaciones en el rendimiento. A medida que el papel del carbón en la producción de energía disminuya, para conseguir una transición correcta se requerirá una reconversión bien orientada y el desarrollo de competencias profesionales de los trabajadores de la hulla y el lignito.
.La economía polaca se ha beneficiado de un marco político sólido y de un entorno empresarial favorable, que le han permitido acercarse a economías más prósperas en términos de nivel de vida, así como hacer frente a las tremendas sacudidas que ha sufrido el país en los últimos años. Poner fin a la guerra en Ucrania y concluir con una paz justa de acuerdo con el derecho internacional sería ahora la forma más eficaz de mejorar las perspectivas de crecimiento mundial. Hasta entonces, necesitamos recursos para seguir haciendo frente a los problemas más urgentes, al tiempo que continuamos introduciendo reformas con el fin de abordar los retos estructurales a largo plazo. Necesitamos respuestas políticas bien desarrolladas y coordinadas. La OCDE seguirá apoyando a los Estados miembros y a la comunidad mundial proporcionando datos y análisis de políticas, así como asesoramiento en relación con las mejores prácticas políticas. También seguiremos facilitando el diálogo y la resolución de problemas basada en pruebas. La magnitud de los retos actuales es enorme. Responder a ellos mediante políticas sensatas y bien meditadas es el camino hacia un futuro mejor y más prometedor. El papel de la OCDE es ayudar a Polonia y colaborar con ella para construir unas bases económicas sólidas.
Mathias Cormann