Bucza y Katyń están a 400 km y 82 años de distancia. Mariupol y Varsovia no mucho más.
.Hoy habláis de la división de Ucrania. Polonia ya fue dividida de forma similar cuatro veces: por Alemania y Rusia. Puedo asegurar que en esta ocasión haremos todo lo posible para que Ucrania no sufra nuestro destino, para que no sea borrada del mapa de Europa por estas mismas fuerzas.
No puedo contener mis emociones cuando veo las imágenes de Mariupol. En estas fotos veo Varsovia, mi ciudad. Varsovia, metódicamente arrasada en 1944 por los alemanes con la silenciosa participación de los rusos, que esperaron al otro lado del Vístula durante 63 días, viendo arder la ciudad. Esperaron a que los polacos fuéramos castigados por el Levantamiento de Varsovia. Lo mismo que sucede ahora con Mariupol debido a su resistencia. Casa por casa, calle por calle, los terribles efectos provocados por la “operación especial”. Viviendas de varios pisos que se derrumban hasta quedar solo escombros. Gente con las manos alzadas, niños pequeños, mujeres. Cadáveres humanos amontonados y aquellas personas que consiguieron salir de debajo de ellos. Lo que sucedió entonces y lo que ocurre ahora. Si se observan las fotografías de Varsovia arrasada tras el Levantamiento de Varsovia en 1944 y de Mariupol destrozada en 2022, no se distinguirá ninguna diferencia. Ni la más mínima diferencia.
No puedo contener mis emociones cuando miro las fotos de las fosas comunes de Bucza. Al fin y al cabo, todos los polacos conocen esas fotografías de cadáveres humanos desenterrados con marcas de disparos en la nuca hechos a corta distancia, de cuerpos desenterrados de la arena, de fosas comunes rellenas de cal, en medio del bosque, con el fin de hacer desaparecer las pruebas lo más rápidamente posible. Solo que estas fotografías no son del año 2022, sino de 1940. Y no fueron tomadas en Bucza, sino a cuatrocientos kilómetros de allí, en Katyń, Ostashkov y Smoleńsk. Todos los polacos, todos los ciudadanos de Europa Central conocen estos nombres. Los rusos mataron a 25 000 oficiales, profesores, médicos y sacerdotes polacos disparándoles en la nuca. Este no fue el único crimen masivo. No solo contra los polacos se desplegaron los fusiles y tanques rusos. Cada una de las naciones de Europa Central y Oriental tiene su propia historia. La tienen los checos, los eslovacos, los lituanos, los letones, los estonios – por seguir con las naciones que hoy conforman la Unión Europea.
Nosotros, los ciudadanos de los países de Europa Central, en la zona situada entre Rusia y Alemania, ya lo hemos visto todo. Y más de una vez.
La deportación de niños ucranianos de Mariupol, separándolos de sus padres y rusificándolos a la fuerza, no se diferencia en nada, absolutamente en nada, de lo que vivieron los polacos que fueron deportados en masa a Siberia. Deportación masiva en vagones de ganado a lugares donde es imposible vivir. Leed las memorias de aquellos que, a pesar de todo, lograron sobrevivir a este infierno. Un infierno del que nunca se han rendido cuentas.
Los soldados rusos que hoy, en 2022, roban masivamente electrodomésticos y equipos de audio y vídeo en los pueblos conquistados de Ucrania, y los envían a sus familias en el interior de Rusia, no se diferencian en nada de aquellos que hicieron lo mismo en Europa Central, incluida Polonia, hace medio siglo. ¡En nada! Hoy se trata de ordenadores, monopatines, equipos Wi-Fi; en el pasado eran alfombras, muebles, dientes de oro o relojes.
La violación de mujeres polacas por parte de soldados rusos está bien documentada. Por eso no puedo contener mi emoción cuando leo los documentos sobre los crímenes rusos en Ucrania, por ejemplo los documentados por el Centro para la Documentación de los Crímenes Rusos en Ucrania Raphael Lemkin. A pesar de los 80 años transcurridos, las palabras de las mujeres violadas por el Ejército Rojo o la Wehrmacht hace más de medio siglo no difieren de las que se han hecho públicas en Ucrania en las últimas semanas. Comportamiento de rebaño, bestialidad, consentimiento de los crímenes masivos más atroces contra niñas y niños, reforzados igualmente por el alcohol y por exactamente la misma ideología de entonces. Los ucranianos hoy, como los polacos en el pasado, no son tratados como naciones, son tratados como criaturas infrahumanas. No se les considera una nación, no tienen cultura. La propaganda rusa trabaja a toda velocidad. Ahora, como ocurrió en el pasado, estas personas pueden ser violadas, asesinadas, enviadas a cámaras de gas y fosas comunes. Y ahora, como en el pasado, el mundo cerró los ojos.
Nosotros lo hemos visto todo. Hubo quienes entraron en los campos de concentración alemanes y en los gulags rusos y alertaron a los estadounidenses, a los británicos, diciendo: ayudadnos. Igual que hace ahora el presidente ucraniano Władimir Zełenski. Su llamamiento recuerda a los llamamientos realizados por los polacos Witold Pilecki y Jan Karski para bombardear la línea ferroviaria que conducía a Auschwitz. Fueron llamamientos que nadie quería escuchar. Nadie quería creer lo que estaba sucediendo, al igual que ahora no se cree a los ucranianos. “Cortad los suministros a los rusos”, es el llamamiento de Zełenski. “Por lo menos, proporcionadnos un cielo seguro. O al menos corredores humanitarios para que los civiles puedan escapar de la guerra. Enviad armas, nosotros, de verdad, somos capaces de defendernos”.
Lo peor es que sabemos muy bien lo que viene después. Conocemos el “nein” alemán y el “niet” soviético para la existencia de un estado soberano, ya sea polaco, letón, estonio, lituano, ucraniano o georgiano. Luego están los niños utilizados como escudos humanos, las matanzas masivas de civiles y prisioneros militares, los ataques a los hogares de los ancianos. Y para frenar la locura de la guerra, aún queda alguna Potsdam, alguna Yalta, alguna mesa redonda en formato de Normandía, Baviera, Ginebra o Valdai. El resultado serán las negociaciones que conduzcan a la partición de Ucrania. Presentada al mundo como una paz negociada. Lo que de facto será la realización del escenario del jefe del Kremlin.
Los polacos hemos vivido cuatro veces estas resoluciones, particiones y divisiones de nuestro país. La historia tampoco ha respetado a otros países de Europa Central. No, no aceptaremos que se repita el destino que sufrieron los polacos, esta vez afectando a los ucranianos.
Más de tres millones de refugiados han encontrado una hospitalaria acogida en Polonia. No ha sido necesario construir campamentos para inmigrantes, porque cada uno de los refugiados ha encontrado hoy un lugar en un hogar polaco, un trabajo en una fábrica polaca, una plaza en un hospital y educación para los niños ucranianos en las escuelas polacas, a pesar de que las aulas ya estaban saturadas. Hemos divido en dos el éxito de Polonia en los últimos años. Lo hemos dividido entre nosotros y los ucranianos. Los ucranianos reciben el mismo tipo de asistencia social para las madres y el apoyo a las familias que reciben los polacos. Transporte en ferrocarriles y autobuses gratuito en toda Polonia. Y, lo más importante, sin que la Unión Europea nos haya mínimamente obligado a ello. Y, lo más lamentable de todo, ¡sin que un solo euro de la Unión Europea se destine a Polonia para este fin!
Creo que hoy, con la ayuda a Ucrania (ayuda a los ucranianos en Polonia, pero también al ejército ucraniano), mostramos al mundo lo importante que es en estos momentos ser fiel a los propios principio. También mostramos cómo debería haberse comportado el mundo en septiembre de 1939 cuando Alemania invadió Polonia. Una acción conjunta del mundo civilizado para ayudar a Polonia podría haber detenido la hecatombe provocada por la locura alemana y rusa. Si Europa Occidental hubiera ayudado a Polonia entonces, no habrían existido las cámaras de gas y los campos de exterminio alemanes, no habrían existido los exportados a Siberia, los gulags, y no se habría producido la división de Europa en esferas de influencia en los años 1945-1989, al igual que Polonia había sido dividida muchas veces en el pasado.
Después de los crímenes cometidos por los alemanes contra los polacos, contra los judíos, también contra los rusos y otras naciones, el estado alemán sufrió las consecuencias después de que se desatara la guerra. Quedó desmilitarizado, se dividió en zonas. Polonia, a pesar de los enormes sacrificios y pérdidas en la guerra de 1939-1945 y del heroísmo de los soldados polacos en todos los frentes que lucharon junto a los Aliados, no recibió ninguna zona en Alemania. Y lo que es aún peor, en 1945 fue entregada por Occidente bajo la influencia de Rusia, y así permaneció hasta el año 1989. La desmilitarización del agresor, tal como se llevó a cabo contra Alemania, es la única solución para frenar su expansión hacia la conquista de otros países del mundo libre.
.Nosotros ya hemos vivido esto. Conocemos muy bien estas imágenes. Todos los polacos las conocen. Todas las familias polacas perdieron a alguien en las masacres rusas o alemanas. Ucranianos, no os abandonaremos. Europa, deben llevarse a cabo fuertes sanciones a Rusia y proporcionar ayuda militar a Ucrania, esa es la única salida.
Nosotros sabemos lo que vendrá a continuación.
Eryk Mistewicz
El texto anterior, “82 ans et 400 km séparent Boutcha de Katyn”, apareció en el diario “Le Figaro” el 6 de mayo de 2022.