Triunfo de la constitución y del Presidente de la Cámara Małachowski
La Constitución de 3 de mayo de 1791 sigue siendo uno de esos acontecimientos en la historia de Polonia que dejan creer en la sabiduría y las fuerzas vitales de la nación. Su poder y dimensión triunfadora mejor expresó Jan Matejko – escribe prof. Jerzy MIZIOŁEK
.El proceso de creación de Constitución de 3 de mayo, la última obra maestra de Matejko (murió en 1893) es muy tangible en las fuentes escritas y en las palabras del mismo artista. Marian Gorzkowski escribió en 1898: «Matejko eligió el momento más característico para la Constitución de 3 de mayo, es decir su proclamación en las calles de la ciudad y en el tiempo cuando la muchedumbre está haciendo procesión para hacer voto en la iglesia». Una pintura enorme (2,5 × 4,5 m) efectivamente está presentando una procesión triunfal. Antes de que lo describamos, vale la pena recordar un recuerdo valioso de otro triunfo relacionado a la sesión del Gran Sejm [Parlamento –N. del T.] y su famoso Presidente Stanisław Małachowski. Lo llamaban, por su gran rectitud y sabiduría un Arístides polaco. En los tiempos de una real alegría que acompañaba la sesión del Sejm de los Cuatro Años, en 1789, en el jardín del palacio de la familia Krasiński (en la República) se realizó una pancarta en su honor en forma de un arco triunfal. En ella pusieron un cuarteto expresivo y una escena de coronación, situada en la arcada:
Libertad a través de tus manos
De los escombros se levanta
Toma con alegría esta corona
Patria te la regala.
El grabado de Józef Czechowski permite imaginarse los valores artísticos de este arco, con su decoración e inscripciones con las que se honró no solo a un político destacado y patriota, sino también se conmemoró el triunfo de la idea de cómo reformar el Estado. No perduró la imagen del otro arco, construido en la Plaza Mayor del Casco Antiguo, ya después de la promulgación y ratificación de la Constitución de 3 de mayo.
En el camino hacia la reforma de la República
.Un destacado historiador, padre Walerian Kalinka, experto en el Sejm de los Cuatro Años, creía que la promulgación de la constitución fue una acción llevada a cabo a base de un falso examen de la situación política. En efecto, se creyó exageradamente en las buenas intenciones de Prusia bajo los gobiernos de Federico Wilhelm y de Leopoldo II, propicio a Polonia emperador de Austria quien intentó –como sabemos, en vano– convencer sobre la necesidad de las reformas en Polonia. Francia e Inglaterra tenían sus propios problemas. No obstante, el periodo de falta de acuerdo entre Prusia y Rusia, Varsovia intentaba aprovechar sabiamente. La obra de la reparación del Estado empezó mucho antes de 1788. Primero había Collegium Nobilium en el que bajo la cautela de Konarski se educaron miles de polacos, entre ellos los coautores de la Constitución de 3 de mayo como Ignacy y Stanisław Kostka Potocki. Después, ya en los tiempos de Stanisław August, fue fundada la Escuela de Caballeros, otra forja de patriotismo de la que se graduó, entre otros, Julian Ursyn Niemcewicz inmortalizado por Matejko –como Ignacy Potocki– en su famosa pintura. Y, al fin, los logros de la Comisión de la Educación Nacional, primer ministerio de educación en el mundo y la reforma de la Universidad Jaguelónica llevada a cabo por Hugo Kołłątaj, coautor de la constitución. Él también está retratado en la pintura de Matejko. Konarski a través de la boca de los alumnos de su internado en los Consejos estudiantiles exigía la libertad personal para los campesinos u derechos políticos para la burguesía. Sus ideas patriótico-progresistas proclamaba también desde los escenarios de los teatros, entre ellos en Tragedia de Epaminondas donde encontramos, entre muchos más, el siguiente lema: «Incluso la ley más sagrada deja de ser sagrada cuando se convierte contraria a la felicidad de la patria».
No cabe duda que ese gran maestro de la nación tenía en mente tales aberraciones en el sistema de gobierno polaco (en la ley) como liberum veto, suprimido finalmente por la Constitución de 3 de mayo. Para imágenes ejemplares de los ciudadanos modernos fueron por lo tanto elegidos, entre otros, griegos famosos –mencionado anteriormente Arístides y Epaminondas, bien conocidos a los polacos formados también por la obra de Cornelio Nepote. El primero vivía en Atenas en los tiempos de las guerras persas, el segundo era un estrátego de Tebas en el s. IV a. de C. La rectitud de Arístides, un destacado político, era proverbial, no obstante, a pesar de eso, fue expulsado de la patria. A pesar de la humillación regresó para defender Atenas cuando apareció la amenaza persa. Epaminondas infringió absurda ley que lo obligaba a dejar el puesto del estratego el día anterior a una gran batalla con las tropas de Sparta. Por una causa justa alargó por un día su estatus del comandante en jefe y ganó la batalla. Las imágenes de ambos grandes griegos, hechas por Franciszek Smuglewicz alrededor de 1790, seguramente por encargo de Kołłątaj, se pueden admirar, entre otros lugares, en los muros del Palacio Presidencial y del Castillo Real en Varsovia, por lo tanto cerca de las obras maestras de Matejko –Rejtan y Constitución de 3 de mayo. El número de las versiones conservadas de las imágenes de Arístides y Epaminondas deja plantear la hipótesis de que se trata de los ejemplos hablarles a través de ellos a los parlamentarios. La primera de ellas retrata una escena de ostracismo, la segunda –muerte de un valiente estratego, en cuyo pecho hay una lanza. En un momento, cuando se entere de la victoria, el hierro asesinador va a ser quitado de allí y él va a expirar. El amor hacia la patria es la ley más grande.
Triunfo de la Constitución de 3 de mayo
.Matejko con gran pietismo estaba preparándose para la realización de la obra memorable que estaba destinada al Castillo Real. Después de unos largos, minuciosos estudios empezó a pintar. Mostró un desfile multitudinario en el área entre el Castillo Real y la iglesia de San Juan (hoy en día, la cátedral) El personaje principal es cargado en hombros de dos parlamentarios, el Presidente de Sejm Małachowski quien lleva en su mano derecha la segunda constitución en el mundo –después de la estadounidense–. A la par de él, elevado en alto, figura Kazimierz Sapieha, mariscal de la confederación de Gran Ducado de Lituania. Entre la multitud entre Małachowski y el rey Stanisław August Poniatowski, quien está subiendo los escalones de la iglesia, se puede ver, entre otros, a Ignacy Potocki, Adam Kazimierz Czartoryski y Hugo Kołłątaj. En los escalones de la iglesia, debajo de un baldaquino, Matejko retrató a la duquesa de Curlandia, Dorotea Biron y justo detrás de ella, Isabel Grabowska –amiga del rey. La composición de la pintura y la forma de colocar a todos los personajes son muy bien pensadas. Al rey le da la bienvenida famoso Jan Dekert, Alcalde de la Vieja Varsovia, representante de la clase de burguesía quien por fin ganó lugar que le correspondía en la Ley de gobierno. En cambio, detrás del Presidente Małachowski podemos ver a Andrzej Zamoyski, benefactor de la clase campesina que intenta jalar atrás de sí mismo un campesino como representante de la clase a la que la ley no trató muy bien. En el extremo derecho de abajo de lienzo vemos también a los judíos –viejo y joven.
.Extraordinariamente interesante es la escena que tiene lugar en la parte central de abajo en el cuadro: he aquí un parlamentario de la tierra de Kalisz Jan Suchorzewski, opositor de la constitución y cualquier reformas, intenta apuñalar a muerte a su pequeño hijo. Amenazó que iba a hacer eso si la constitución llegara a ser proclamada. El niño intenta escaparse al cruel padre cuya mano con cuchillo es agarrada eficazmente por Stanisław Kublicki, parlamentario de Livonia, uno de los miembros más activos de la facción pro-reformadora en el Sejm. Del bolsillo del asesino frustrado y parlamentario venal se caen unas cartas. Era un jugador y por eso a los agentes rusos les resultó fácil sobornarlo. Pero nuestro gran pintor no se olvidó tampoco de Kościuszko y del duque Józef. Así fue como fue creada una historia pintada de uno de los acontecimientos más gloriosos en la historia de Polonia, cual fue inscrita en la fórmula de triunfo por el genio del artista. Desgraciadamente, para un verdadero triunfo había que esperar hasta 1920.
Jerzy Miziołek